martes, 19 de marzo de 2024
Destino letoquítico, líbranos Señor
Vivir en vacaciones
He aquí el instinto animal
2009
Sonríen las chicas, se miran y desnudan,
quieren ser vistas por los hombres del frente,
se guiñan los ojos y extienden el olfato,
el instinto los llama, se quieren comer.
Corren las chicas y los hombres persiguen,
ilusiones de carne, apetitos sin fin,
parecen perder la carrera mortal,
las chicas se han ido y ellos cansados están.
Pero la próxima vez y óigase bien,
la próxima vez las van alcanzar
porque ellos son machos y lo quieren demostrar,
les gustan los senos y las colas también.
Hinchan el pecho y de hembras presumen,
se muestran galantes, caballeros también,
siempre sospechosos de que buscan la cama
sin importar la maraña.
A unos los conocen de caimanes
pues las quieren todas para sí,
otros son las arañas que tejen estrategias
con sus mañas.
También los hay de culebrones
y no temen ser los más jetones,
así se extiende la fauna semental,
he aquí el instinto animal.
Las chicas dominan el arte de escapar
saben que eso encanta y las hace crecer,
se sienten insatisfechas con un hombre mortal,
sueñan para sí dormir con superman.
Adiós mamá
Gracias mama, gracias por cuidar de nosotros, de tus hijos Camilo y Pablo y de tu esposo Ricardo.
Gracias por enseñarnos tu alegría y amor incondicional.
Gracias por lidiar con nosotros, levantarnos y orientarnos en nuestro camino.
Aprendimos de ti a afrontar la vida, a ser lo mejor que podamos ser.
Has partido de este mundo, has dejado tu cuerpo para trascender, para ver lo que aqui no podemos ver.
Te honramos mamá, celebramos tu vida. Aunque estemos tristes ten la certeza que cumpliste.
Quienes te conocieron te recuerdan con cariño, como una mujer vital, inspiradora, comunicativa, de temperamento incanzable. Tú partida deja un vacío en todos nosotros.
Fuiste una mujer luchadora que no se amilanó ante los momentos mas dificiles. Fuiste profesional, escritora, emprendedora y aceptaste a tres hijos de leche.
Enfrentaste con valentia una enfermedad que nos enseñó a todos el significado del amor incondicional. A aceptar el destino. A saber pedir perdón.
Tuviste la fortuna de conocer a tus nietos Teodoro, Tomás y Abril quienes crecen sanos y felices.
Quiero decirte mamá que descansa en paz, que sigas la luz de Dios. Que eres privilegiada de reunirte con tu mamá Tamem, tu papá Tito, Sughem, la tia Olga, el tio Enrique....y seres queridos que nos han dejado.
El plan de Dios es perfecto y todo esta donde tiene que estar, asi nos cueste trabajo entenderlo. Ayudanos desde allá a aprender lo que mas nos cuesta a aprender. A enfrentar con franqueza nuestros miedos y debilidades. A dejar la amargura del corazón y reconciliarnos entre nosotros. De esa forma el camino será mas ligero y amable para todos.
En nombre de tu familia, amigos y amigas te honramos Alcira Rosa Nassar Bechara que brille para ti la luz de Dios, y en nuestros corazones tu recuerdo.
Te amamos mamá.
sábado, 2 de marzo de 2024
Clown
Como una casa milagrosa, el principio y el fin del mismo clown se presentaron ante mí, invitándome a entrar y descubrir un mundo de movimientos lentos y pocas palabras, donde el sentido radica en tejer historias mudas sobre la trágica comedia que puede ser la vida. Es un rayo sinuoso que atraviesa el drama, la esperanza, el juego y la torpeza, presentando de manera amable a nuevos personajes que emergen del alma de cada persona. Si yo soy ese clown, aún no lo sé, pues cada hora trae consigo un nuevo descubrimiento.
Cuando la profesora Christine nos pidió llevar un objeto, elegí un turbante y un huevito. Estos elementos han sido parte de historias de comedia en las calles de Cairns y en los escenarios de "Sábados Felices". Con el turbante se realizó un video clásico recordado por todos, Ali Baba.
La primera clase a la que asistí dejó un extraño sabor de boca. Reconocí que lo que había sucedido dentro era más importante que simplemente salir con una sensación ligera. El reto era que cada alumno, incluida la tallerista, sentía la estúpida necesidad de demostrar por qué estaban allí, por su talento y quizás por su complejidad. Esto hizo que los egos tropezaran, mientras se afinaba la virtud de la paciencia y la fe.
Llamar al que abre
Y ahí se cae una vez más, bajo el letrero que en 1258 lenguas distintas nos dice, “peligro, piso mojado”, sin embargo, hasta que no se cae no se le cree, y peor aún en el piso, se dice estar parado, valiente contradicción, aunque estúpida también. Por ejemplo, en este escribir, un propósito concreto busco yo, resulta que un espíritu de destrucción, viene rondando los condados de mi castillo, las duquesas sienten celos de las ciervas, el rey es déspota y corrupto también, los principitos están asustados, y ni pa la guerra, ni la ciencia sirven ya, no hay comida sino vanidad, no hay palabra sino ironía, no hay verdad de dónde vengo, creo que es mejor cambiar y construir algo mejor. Y no importa si esto disuena también, hoy es liberación y sembrar la iluminación, día del sol con guía sol, luna solar del último año…como lo anhelo esta vez, que ese fin del ciclo traiga amor, seguramente así será. Todos los días es el fin y el principio también, cada segundo amanece y anochece a la vez, por eso no hay que esperar más que la misericordia del mismísimo creador, porque a la astrología y a los calendarios no se les puede confiar lo que uno mismo debe hacer. Tres rosas pintadas encontré esta vez, colgando de la puerta esperando abrir, una tocó el timbre y la otra tocó a la puerta, pero la última fue la que entro, porque llamo al que abría, con su propio nombre y apellido, las otras refunfuñaron preguntándose, porque ella si y nosotras no. No hace falta avisar, y tampoco señalar, solo pedirlo con fe y verdad.
El Majadero
El libro, titulado "El Majadero", narraba la historia de un anciano cansado de la monotonía, quien decide emprender una aventura con su nieto para rememorar sus días de juventud en los años 20. En esos tiempos, se veía a sí mismo como un hombre galante y conquistador, capaz de alegrar a los desafortunados con su ingeniosa conversación. Sin embargo, con el paso de los años, su nieto, ahora más consciente de las normas sociales del éxito, se da cuenta de que su abuelo ya no es el mismo. Se encuentra solo, fracasado, sin amigos ni mujeres a su lado, siendo el único receptor de sus sabias y entretenidas historias.
"El Majadero" se convierte así en la historia de este anciano y su nieto, explorando una ciudad contaminada pero revivida por el poder de las narraciones del abuelo. Con sus relatos, el abuelo transporta al niño a los callejones y tabernas de los años 20, recordando personajes y encontrando apoyo en viejos amigos que se cruzan en su camino.
Mientras el seminarista continuaba con su discurso religioso, Reds no prestaba atención. Su mente ardía en deseos de salir en busca de aventuras, sintiendo un fuego interior que lo consumía. A pesar de todo, sabía que pronto llegaría el momento de emprender su propia aventura, siguiendo el ejemplo de valentía y y ser él mismo "El Majadero".
What we call death is also life
I just spoke with Ceballos. He told me that his father has been attacked by a kind of gangrene in the stomach. Whatever happens, what we call death is also life. It's not a death that wants to scare you; it's a purification road. It's the eternal love of God manifesting in ourselves. I pray to God for the resting and enlightened souls of Calu and Hernan. Follow the light; forgiveness is eternal, and so is God.
Why worry about this or that? Any situation that occurs is walking on the path of truth. That's why we have to be thankful and let love, charity, kindness, and goodness shine brightly above all.
Hay mi patria
Así es esta tierra bonita, o perdón, así es la gente de esta tierra. Al planeta solo le pusieron tierra repartida en forma de extensiones rodeadas de mar. No sé cómo llegó a ser esta especie, que se deslumbra con poco y agradece no morir en manos de su prójimo. Lo más chistoso es que se persignan como si estuvieran recorriendo un camino sagrado donde el sufrimiento habita y la esperanza no es más que un concepto del intelecto. Por eso creo que cantar y desafiar esas finas e invisibles huellas del rencor es una posible salida que erradique la envidia de aquí.
Un pueblo chico también alberga violencia pequeña, pero suficiente para cambiar el rumbo de una calle por otra quizás menos peligrosa, o por lo menos, más iluminada. Ahí está mi patria querida, cómo me das dolores de cabeza y no se diga de ese espasmo que produce sentir las bocas de tus habitantes hablar. Me pone nervioso existir, me da miedo contradecir. Aquí todo es tiranía de algún vivo que enreda con la lengua al otro. Y qué más da contar todo lo que siento aquí, si ni siquiera salgo de las murallas escondidas de la tierra más bendita del planeta, el Reino de Cucunubá
El Noticiero
Un nuevo intento por escribir ante esa voz que susurra allá detrás de mí, donde está la puerta que lleva al cuarto de mis padres, de donde salen esas voces del infierno llamadas "El Noticiero". Por dónde empezar para explicar por qué nunca veo ese programa. La primera razón que se me ocurre es que sus presentadores son los peores actores del mundo, hacen ver cómico un asesinato y trágico un reinado. Aunque, pensándolo bien, esas son cualidades de una muy buena actuación. Estos noticieros son bastante patéticos porque, además de contar historias inventadas, les ponen un tonito de verdad perfecto para asustar a los incautos y hacer interactuar al televidente, quien ve lo mismo desde que nació. Realmente, nada cambia, tan solo la fecha.
No soporto el Noticiero. Aquí se le da tanta importancia que cualquier intento de cordura suena a locura y hasta me confunde el seso. Así que pongamos algo más amable en el aire tibio de este día, ¿qué tal un poco de Dire Straits? Mientras tanto, sigo llenando líneas sin sentido en una tarde que parece haber nacido atada a la pérdida consciente de eso conocido como tiempo, el mismo tiempo que no existe. Dicen por ahí que también se pierde, o al menos se llena con noticias importantísimas como que Maradona es ahora técnico de la selección argentina.
Intento huir del humo del cigarrillo para encontrar la línea de una escritura que parece haber nacido perdida desde el inicio, una escritura inerte, buena para nada más que para perder el tiempo diciéndole al PC todo lo raro que se siente no pertenecer a este lugar. Una vez más, elevo un grito al cielo que dice "libertad, libertad".
Ayer abrí un cuaderno viejo con algunos poemas y mediocres escritos existenciales. Lo único rescatable que encontré al final estaba compuesto de dos columnas. En la primera decía "Dios" y en las otras dos decía "Verdadero, Libre, Justo, Creativo". Cuatro cualidades para rescatar en este ejercicio alquímico en este video llamado la vida, el cual a veces confieso que no entiendo y me da pereza superar. Menos mal siempre hay un lápiz o un teclado que, con confianza, llena el tiempo de algo que no es nada, hasta que finalmente me levanto y decido cumplir la misión que la vida me ha encomendado en estas tierras.
Creo que hago eso todos los días, pero algo no fluye del todo. No hay que ser un genio para darse cuenta. Hay que retroceder un poco por las espirales que se recorrían justo antes de irme para Australia. En esa ruta estaban Marleny, Betty, estaba Potes. Esa trayectoria hay que recorrerla con cuidado, porque en esa conjugación puede que se manifieste el color vivo de la nueva misión que la vida tiene para mi.
El detective del DAS
La prueba evidenció cuántos días habían pasado desde aquel entonces. Las lágrimas aún reposaban sobre un frasco de cristal en la mesa de noche. Los cabellos de la víctima permanecieron agarrados a sus manos durante cuatro días, el tiempo que la policía se demoró en entrar al apartamento y descubrir el cuerpo de Graciela Torres.
Recibí la llamada de uno de mis colegas anunciándome del asesinato. "Otro asesinato más en este país", pensé, sin darme cuenta de que Graciela Torres iba a tener tanto que ver en mi destino como detective. Tomé, como de costumbre, la pistola que había cargado desde mi entrada al DAS y que nunca había disparado otra persona excepto yo, o al menos eso creí hasta esa noche.
Cuando llegué al apartamento de Graciela, me encontré con la noticia de que el detective llamado para investigar el caso era el principal sospechoso del asesinato, el calibre de la bala y los pelos encontrados en sus puños coincidían exactamente con los míos. Ahora me encuentro en un calabozo especial del DAS en la investigación más grande de mi vida. Han pasado tres meses tratando infructuosamente de demostrar mi inocencia, pero el juez se empeña en mantenerme como sospechoso sin atreverse a sentenciarme de una vez por todas.
Realmente no supe qué pensar cuando me encontré de frente con el cuerpo de Graciela en una posición tan extraña cerca de la mesa de noche. Su rostro me resultaba familiar, pero no lo suficiente como para poder reconocer quién era. Era la primera vez que iba a ese lugar en toda mi vida, y hasta ahora, no puedo entender cómo llegaron mis pelos a sus puños y las balas de mi pistola a su cuerpo. ¿Cómo desentrañar este enredo?
Mañana tengo derecho a una llamada en horas de la mañana. Sé que los detectives intervienen los teléfonos, pero no importa. Lo que tengo que decirle a Gustavo no tiene nada que ver con el caso, sino con otro asunto personal que estaba atendiendo cuando fui detenido por el DAS.
He trabajado con el DAS durante nueve años. Hace dos meses fui destituido oficialmente y ni siquiera recibí notificación al respecto. Durante esos nueve años, me dediqué a la investigación de crímenes, principalmente de mujeres que murieron por amantes psicópatas o maridos celosos. No he tenido ninguna compañera durante los últimos cuatro años. Prácticamente he vivido consumado en la investigación sin detenerme a pensar en la falta que me hace la compañía de una mujer.
Recuerdo el primer día que entré a la escuela de detectives del DAS. Se nos decía que el detective ejemplar era aquel que no se veía afectado por ninguno de los casos en los que estaba trabajando. Recuerdo perfectamente las palabras del coronel retirado del ejército que era director del DAS hace nueve años, el mismo que después de terminado su servicio fue asesinado por una de las prostitutas que frecuentaba en la avenida Las Américas.
Mis compañeros más cercanos se han mantenido alejados y han preferido dejarme solo por miedo a verse implicados en las acusaciones que caen sobre mí. Por parte de mi familia, tan solo recibo llamadas de mi madre, quien me encomienda al Divino Niño para que resista el juicio que se me viene. ¿Por qué tanta demora para sacarme culpable o inocente? No entiendo lo que pasa. Incluso me confundo cuando trato de sentar cabeza y escribir los pormenores anteriores a la noche en que fui detenido por un crimen que estoy seguro no cometí.
El cadáver fue descubierto cuatro días después del crimen. Ese día, yo estaba comiendo y pensando sobre Gustavo y su esposa. Recordaba las muchas veces que juntos nos vimos implicados en los mismos problemas desde la infancia, problemas que yo siempre decidía resolver mientras él prefería evitarlos. El carácter de mi mejor amigo y el mío eran totalmente antagónicos. A pesar de eso, nunca dejamos de estar cerca el uno del otro y de compartir todas las experiencias que nos pasaban.
Mañana tengo unos minutos para hablar con él y quiero preguntarle algo acerca de mi vida que estoy seguro siempre me ha ocultado. Ocurrió en una de las fiestas con los compañeros de su universidad. Esa noche bebimos mucho licor. Empecé a hablar con uno de ellos acerca de gustos y esas cosas. Estábamos borrachos y nos salimos de casillas hasta el punto de insultarnos. En un momento dado, desenfundé mi pistola y se la puse en la boca a este joven, quien quedó pasmado y mudo. Su novia estaba al lado gritando y aterrorizada. Entonces, la agarré a ella también y traté de besarla, hasta que sentí un golpe en la cabeza que me dejó tendido en el piso hasta el otro día, cuando amanecí en el apartamento de Gustavo, todo lleno de sangre y sin saber qué había pasado. Gustavo ni su esposa quisieron hablarme. Tan solo me recomendaron que tomara un taxi y me hiciera ver por un médico. Esa vez fue prácticamente la última vez que vi a mi amigo, que me retiró 20 años de amistad por tan violento accidente.
No al agua no, sálvense ustedes.
Escrito en 2004
No recuerdo exactamente cuándo experimenté esto por primera vez. Las noches se veían envueltas en descargas de vacíos desesperados. Fue una noche cuando desperté y comencé a gritar como un loco, mientras sentía cómo mi familia hacía lo imposible por calmarme de tan espantoso suceso. Para recordar esto, me inspiré en la película "Efecto Mariposa", que vi hace unos minutos. No quiero sugerir que me identifico tanto con la película, pero sí reconozco que fue lo que trajo a mi mente la necesidad de esclarecer lo sucedido esa primera noche, cuando me levanté gritando y quería arrojarme hacia ese vacío y tomar la pastilla que se me había caído de las manos.¿Por qué intentar recordar unos instantes que parecen borrados de mi mente? ¿Qué significó eso para mí y la posterior inclinación a la escritura compulsiva que me permitía releerme cada vez que me perdía? No puedo saberlo, y menos ahora que no veo la manera de llegar a esos sucesos y temo que mi cabeza empiece a desvariar, o más bien, a darse cuenta y tomar conciencia de nuevo de la verdadera realidad.
Empezar por recordar y describir la sensación puede ser un buen principio. Esta no me ha abandonado del todo, y de vez en cuando hace sus apariciones. Se siente como si fuera a estallar de repente, como si perdiera el control de todo, como si estuviera recordando algo que ya pasó y que ya no podría cambiar, sentir lo inevitable del presente sumido en una fuerte desesperación por algo que no debió haber pasado y, sin embargo, era como si me estuviera persiguiendo para recordarme.
Quiero aclarar por qué estoy haciendo esto. No deseo abrir la puerta a un infierno en el cual pueda sucumbir a una creencia maldita. Reconozco que el poder de la creencia y de la mente humana puede traspasar los límites de lo que consideramos realidad y posarse en una fuente mágica de mundos que nos mantienen en vilo. Esto es personal y no pretende sacar conclusiones sobre los grandes dilemas que han perseguido mi vida.
Una de las cosas que más me asombra hoy en día es que gran parte de lo sucedido en 1991 y parte de 1992 ha sido olvidado por mi memoria. No son sucesos que recuerde todo el tiempo como algunos aún más viejos y otros más recientes. Trato de recordar yo solo cómo se daban esos momentos y sobre qué se soportaban cuando iban a pasar, pero evocar la sensación no sé si es un riesgo que estoy dispuesto a correr y con qué objetivo lo haría.
Podría preguntarle a mi mamá, mi papá, mi hermano que me recuerden cómo se daban esas situaciones, qué hacía, qué decía, cuáles eran mis miedos, que me ayudaran a recordar algunas frases que marcaban esos sucesos los cuales hoy no recuerdo. Una de las frases que titula este escrito es de las pocas que puedo recordar: “No al agua no, sálvense ustedes”. Aunque la recuerdo porque una vez en la camioneta que me llevaba al colegio, Mario se burlaba de eso que yo había dicho, era seguro que mi hermano contaba en el colegio lo que me pasaba en las noches y por eso sentía que algunos de mis compañeros empezaban a tratarme diferente. Cuando dije eso, mi papá intentaba bañarme en medio del delirio, él intentaba meterme a la ducha y yo no quería. No sé qué no pretendía que pasara, seguramente algo que ya no tenía remedio. Cuando despertaba gritando, me bañaban, ya que siempre se creyó que eran delirios causados por una fiebre muy alta. Muchas veces recobraba el conocimiento con un chorro de agua caliente sobre mi cuerpo y me daba cuenta de que la pijama estaba mojada, que mi papá estaba mojado, mi hermano aterrorizado y mi mamá había llamado al vecino y a mi tío Richard que venía desde Bogotá y llegaba cuando yo estaba en el hospital de Chía. Era extraño porque no sabía lo que había pasado, pero estaba seguro de que había sido muy estruendoso. No veo las teclas bien porque el solo recuerdo empaña mis ojos y afecta mi escritura. También me levantaba gritando "Puta! Puta!", siendo la palabra que más repetía.
Un día, no hace mucho, mi hermano me contó que los delirios siguieron pasando y que la manera que encontraron de que se me quitaran era no contármelos a la mañana siguiente. No sé si esto sea cierto o no porque siempre, de una u otra forma, yo era consciente al final o durante el delirio de que algo estaba pasando. Pero quizá puede ser cierto por el hecho de que poco a poco empezó a desaparecer de mi memoria, hasta el punto de convertirse en un suceso neutro de mi vida, quizá como mecanismo de defensa o de sobreponerme a tal situación.
Ahora no es más lo que puedo decir acerca del momento concreto, no fui testigo de eso que me pasó y no estoy en condiciones de hacer una transportación autoendopática sobre un pasado, que al parecer, pudo haber cambiado mi propia existencia.