De ves en cuando sucede, debe ser el karma que busca purificarse y encontrar su dharma. La respiración se detiene y el estomago guarda la intención, la esparce hacia abajo y hacia arriba, trayendo la serenidad y el llamado de cuidado. Poco a poco el pecho se ahincha y crea un calor en el corazón. Se irradia a ese lugar que lucha por algo que no sabe que es.
Es el fuego del corazón que quema o enfría segun su palabra. Se mira la vida con retrospectiva y se cuestionan los caminos, como elevar los ojos al cielo, encontrar un camino mas sabio y bello. El fuego ha encontrado el camino y enciende la certeza. Decido lo que se. Puedo traer mas bien, dejo atrás lo que me pesa, aprendo de ello, agradezco, lo suelto.
Son los versos que acompañan las campañas que he tenido que hacer en la ciudad de Bogotá. Llegó noviembre y el trabajo arrecia, no soy de los que dejo las cosas y me desentiendo sino de los que cumplo, a mi, a Dios y a los otres. Timoneo la lancha y decido con los astros que traigan shejina, revela el sonido del ave, trae el trueno de la selva.