Al hijo que habita
el santuario mayor de mis afectos
Al mismo que mi tiempo
entero le entregué
A mi Pablo
A sus sentimientos
de jaspe
oro y rubí
A la sabiduría de sus labios
Al amor de su corazón
Al plomo de su conducta
Y a la infinita mente de su condición
Al hijo
Al amigo y al compañero
Al contertulio de largas
largas horas
días y años juntos
Al mismo que hoy se va
a otros mares navegar
otras mañanas saludar
otras gentes conocer
Al mismo que mi sueño hará realidad
A mi Pablo
Bendito Dios!
Que me lleve en su memoria
Que me entienda desde lejos
Que descifre mis afectos
Que nunca me guarde rencor
Porque
nada más doloroso hay
Que un hijo endurecido de corazón