A tres lados del cuadrado se le suma una arista mas, un ángulo
cerrado rompe con el triangulo y busca el equilibrio, así mismo una raya lo
atraviesa por el punto medio de la cruz, pareciese una simetría pero no es
completa, no hay forma de desplazar la imagen al dominio, ni el dominio a la
imagen, uno es función del otro, el resultado de una operación definida por la
rotación y la simetría ortogonal. Del centro una espiral empieza a surcar,
sigue saliendo, creciendo sin cesar hasta que se pierde en el infinito del
papiro mental. Un planeta encuentro ahí se llama Saturno y está en la cuarta
casa del zodiaco natal, cual será el signo del génesis de este universo, en qué
punto habrá nacido, será que todo fue así de repente, o más bien mucho lo mas
despasitico. Retrocedo y vuelvo por las curvaturas del espiral, la conciencia
se encoge, se comprime y se desplaza, hasta el centro y el principio, como
volver de lo infinito, el espiral sigue y no termina, como se va a poder llegar
hasta el principio. Pero levanto el lápiz y rompo las reglas que gobiernan los
sabios del universo creado, para llegar una vez más, al eje ortogonal, sobre el
punto de encuentro de la cruz donde se juntaron las aristas del cuadrado, ese
mismo que volviendo pierde y vuelve al punto trino de la misma perfección.
martes, 18 de diciembre de 2012
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