Escribir sin vanidad parece una de esas extrañas obsesiones de todo escritor cuando se encierra entre sus neutrinos, ensoñando quarks, materias infinitesimales, y cosas de esas. Recoger el ático y ponerlo en el servicio de la simiente, de un legado que quizá se prolongue a tiempos que no podamos calcular. Persigo mi propia transformación, despierto habilidades y acciones que traigan nada más ni nada menos que cosas como Vivir Sabroso, o algo asi.
sábado, 24 de febrero de 2024
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