(2016)
Tomás y Paulis, a la distancia se siente más duro, porque la sensibilidad se pone a flor de piel, hasta el punto que ver a un niño comer casi me desbarata de las lágrimas, no es fácil para mí concebir el tiempo cuando siento que debo estar con ustedes, y no lo estoy, pero de nada vale eso, porque de alguna manera las cosas así se dan, y tenemos más opción que asumirlas como vienen, de nada vale deprimirse, amanecer pensando en un chiquitín que se escurre por un lado de la cama, o en una mujer que me da caricias antes y después de dormir, eso es delicioso, pero ahora estoy en Leticia y no están ustedes, pero los llevo en mi corazón y trato de hacerme fuerte para entender este tiempo, alguna lección por aprender, un silencio necesario que poco a poco se va haciendo tibio, y llega el corazón, para Dar la sanación. Dios, desde acá te encomiendo a Paulis y a Tomás, me encomiendo para que mis acciones sean virtuosas, para que seas mi protección y guía en todo momento, a ti, Dios del Cielo, que en tu Hijo enseñaste el Amor a nosotros, los humanos, y te has encarnado en cada uno de nosotros, en esa encarnación decido caminar, y pido los dones del cielo, la firmeza, la claridad, para no desviarme, para no necesitar, para estar satisfecho por el solo aliento divino que se siente cuando el aire toca, un suave soplido que dice: tranquilo, tranquilo, todo va a estar bien, es aprender a caminar en Dios, para eso requiero un plan, de lo contrario todo se vuelve azaroso y difícil de entender, las cosas que hay que hacer no se hacen, y más bien demoran en dilaciones infinitas, hay que fluir.Hay que realizar que este tiempo sea fructífero.
