La lengua habla de si, como el
oro reluce ante los ojos, también el cofre no deja ver, como los ojos no
permiten creer; porque preferir la cascara a la fruta, si la primera es amarga
y la segunda dulce; porque esconder lo que se debe saber; porque temer cuando
se debe decir. La lengua habla de otros, como el oro se cambia por cosas,
también el cofre deja imaginar, como los ojos buscan la verdad; porque chuparse
los dedos si la sustancia la tiene la carne, porque esconder lo que no se debe
saber, porque temer cuando valiente se es. Mi lengua habla de ti, como el oro
mas preciado que los ojos no pueden ver, el cofre cerrado no puede estar, como
los ojos buscando brillar, porque siempre aparentar lo que el alma no es capaz
de crear, lo primero se llama imitar, y lo segundo dejar aflorar…
viernes, 21 de octubre de 2011
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