Avísame de cuando debo hacer algo,
porque no lo veo, y aunque lo siento por si mismo me es imposible saberlo, como
la ultima vez, cuando la debilidad me tenia somnoliento, muriéndome del calor,
y preguntándome sobre qué era lo que debía hacer. Así, saliendo del sueño,
llegue a la casa de María a almorzar, y me contó los últimos acontecimientos
sucedidos en estas tierras, a donde una especie de convulsión social, y de
euforia en torno al tener lo que no se tiene, se apodero de sus habitantes por
unos días, entonces hizo su aparición ese viejo conocido que le gusta discrepar
sin razón, ese mismo del que huyo muchas veces pero que me persigue, pues es mi
mismo maestro. Por alguna razón, he tenido que ver constantes conflictos entre
gente que estimo: me sucedía de niño, cuando veía dos amigos dándose en la
jeta; me sucede ahora, entre mi propia familia; y cuando llego a este selvático
lugar me encuentro que entre personas que estimo no se estiman entre ellos.
Siempre escapo, siempre he escapado de esa misma que siempre se manifiesta,
pero ahora que lo veo en perspectiva, no es mas que una enseñanza que como
buena enseñanza, se repite y se viene todo el tiempo, invitándome a participar,
de la buena escuela de la reconciliación. Porque así como tal se ha repetido,
las otras artes mágicas también se han aprendido, superar el miedo, es la
misión, involucrarse sin involucrarse, proponiendo, con el ejemplo es
seguramente lo mejor. Mañana alrededor del fuego tendremos que sentarnos, coger
un pedazo de papel y escribir todas las cosas que se nos vengan a la cabeza,
las que queremos que cambien, las que mejoren, las que deseamos para todos,
encender un fuego, y con fe entregárselo a ese alkahest transmutador, para que
la shejina nos proteja, para hacer de esta historia un buen cuento, lleno de
aventuras, y momentos superados, y no esa cosa que se siente como violenta y
dividida.
miércoles, 31 de octubre de 2012
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