Si no me confundo, aunque seguramente si lo hago, para Graeber
el problema moral del capitalismo está en que se nos ha enseñado, y estamos
creyendo, que es natural, ha sido y será por siempre. Se tiende a equiparar al
capitalismo como sinónimo de superación, de competir, de ley científica, de
evolución, convirtiéndolo en una especie de dios o demonio, fuente de
admiración y temor, mas alla de lo humano y que por eso es bobada resistir. Nos
hemos creído muchos cuentos que nos dicen sobre sus orígenes históricos,
que es un producto netamente de
occidente cuando no lo es ni lo ha sido. Siento que Graeber trata de recordarnos que la
historia es la historia de todos, y todos tomamos parte en ella, por explotados
o explotadores, por privilegiados o reducidos.
El capitalismo se puede imaginar como un ataque de pistoleros
del lejano Oeste, esta imagen contiene los elementos que explican la actitud
capitalista: un propósito como ganar honor o dinero, un arma y una aventura. El
problema del capitalismo es un asunto moral, no si es natural o no, o si se cuestiona su eficiencia como solucionador de las necesidades
humanas.
Cuando llegaron los caucheros a la amazonia lo hicieron de
manera violenta, pero también llegaron con cosas, objetos, valores de uso, por
medio de los cuales engancharon a los indígenas para convertirlos en sus
deudores, luego en sus trabajadores, y en sus esclavos. Para Graeber, el origen
del dinero está donde hay personas arrancadas de sus contextos, detrás siempre hay alguien con un arma, un
objetivo y algo de valor consigo, sea en su mente o en su bolsa, lo importante es que todos crean que efectivamente
está ahí.
Una actitud capitalista no es la única que nos gusta actuar, también
somos románticos, seductores, violentos, encantadores, amados, odiados, de
cualquier manera que pueda esto entenderse…entonces Graeber, buen parcero mío,
pone la mula de una manera apasionante en ese puntito en que de repente el
capitalismo aparece como el único dueño de la creatividad, de la imaginación,
de la industria, de la transformación. You re right Mr. David Graeber.
Graeber también demuestra cuan ignorantes pueden ser aquellos
que no ven el dinero como un asunto de fantasmas y apariciones de repente, de
presdigitadores y de magos capaces de hacer creer que esta ahí, aunque no se
sepa dónde. La reproducción del capital es una historia con muchos matices dibujada
por colores diferentes.
Para Graeber el amor es una manera de hacer las cosas
nicely and clean, el amor que se reproduce por medio del apoyo
incondicional crea esas burbujas, esos pequeños comunismos que pueden llegar a
gobernar el mundo y a ponerlo en pocas manos, generando esas burbujas de dinero
especulativo, asi como las de jabón que en algún momento se revientan. Las burbujas
de dinero especulativo son las que renacen y mueren en el juego de la economía
global, con dineros que aparecen y desaparecen, como jugando a los espiritistas,
quienes nos hacen ver ilusiones con imágenes, sonidos y movimiento a la vez.
El libro de Graeber estuvo padrísimo, me lo disfruté mucho
porque echa el cuento de una manera sencilla y comprensible, nos permite a
nosotros los desecuacionados de la mente entender las cosas en las dimensiones
de la humanidad, en sus productos como conjunto, con la mismita responsabilidad
de todos, sin que nadie venga a hacer distinciones de que no todos y todas somos
humanos y humanas. Si no es asi, no nos queda otro remedio que vernos como una
manada de gandayas. ¿Que tal si nos enseñamos a otra cosa y nos hacernos
pasito?
Y es aquí cuando me pongo en los zapatos de quienes juegan y
juegan en el mundo financiero, de esos presdigitadores alquimistas de la
actualidad conocedores de la economicología, como hacer para que se pongan al
servicio de otro tipo de sistemas. Ya estoy escribiendo como mamerto
evidentemente, repitiendo palabras sin saber.
Viene cayendo viene bajando, también se puede salir y tomar
el solesillo para luego volver a este nuevo capítulo de Charlas con Pacheca.
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