Meditar en el símbolo, hacerlo aparecer, invocarlo con
calma, sin extrañezas en la mente, entonces me concentro y veo un lugar con
muchos juguetes, en él esta Paulis y esta otra personita, entonces entro al
lugar, lo veo maravillado y me dispongo a entrar, a ser el rey de la espada, el
de las copas, o el de la mano que agarra el agua y no la deja caer, los
enemigos se acercan hay que defenderse, entonces somos guerreros que defendemos
el lugar, Paulis se monta en la jirafa, la personita trae su propio carruaje,
con fuego que se arroja, con bravura dispuesto a vencer. Y así no la pasamos,
cuando el balón de futbol aparece a nuestros pies, comienza el toque toque,
comienza el partidito, corridas, palomitas, cabañuelas y chilenas, ojo con el
piso esta resbaloso y no queremos caer, la ropa está sucia, ya no importa nada
sino solo jugar, que caiga la lluvia y moje nuestras caras. El piano empieza
una melodía, con rebotes cadenciosos, repetitivos, alegres y en allegro,
entonces un saltarín aparece, haciendo el paso del ballet, vueltica aca,
vueltica allá, palabras en francés y seguimos danzando, recuperando la
imaginación, encantando en el camino, advirtiendo que es mejor aprovechar que
desperdiciar, que es mejor cantar y jugar, que estar sentado y amargado. Una
guitarra aparece, con sonidos fuertes y melodiosos, una atmosfera galáctica es
la hora de viajar al otro planeta, nos esperan esas otras personas, vámonos los
tres, y quien más quiera venir es bienvenido, la jirafa se monta y nos vamos en
un Zeppelin particular, que se llama Surreal.
domingo, 22 de febrero de 2015
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