Una cajita de recuerdos se abre,
su tapa es una melodía y los recuerdos son letras que se cantan. Quien estaba
adentro no sabía, una voz siempre me dijo que no era yo, y así mismo lo asumí,
me perdí en el destino de mi soledad. Pero la caja es musical, y cuando suena
habla el lenguaje que no entiende la mente, hace vibrar una parte que dice y
repite, si era yo el que estaba ahí. Leí, entendí, traduje cada palabra y si me
vi, en la Ciudad de la Luna volando cometas y globos, en el árbol que tenía
para subir cada vez que quería perderme en sensaciones que estrujaban a mi
corazón. La amnesia, la defensa de quienes prefieren empezar su historia sin
historia, enfrentar el día a día, simulando el olvido del pasado. Pero es
imposible, porque jugábamos con pistolas en la Ciudad de la Luna, montábamos en
bicicletas y nada podía detenernos, porque no imaginar y enviar una estrella, a
un universo del cual no salí pero no volví a ver, yo sé que estoy ahí, y lo
puedo sentir, quizá por ello aclamo por una segunda oportunidad en la Ciudad de
la Luna.
lunes, 29 de octubre de 2018
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