Navego por los ríos, navego por la gente, abro la
discusión y escucho lo que se ha de decir. Quien fue el culpable, quien el
inocente, palabras que van y otras que vienen, y así, se va la discusión en
cosas que ni yo mismo puedo entender. Quizá porque la simpleza de todo me
aborda y con una caricia abre el corazón y dice que no vale la pena asustarse
por lo que no tiene ninguna veracidad, eso fue lo que debí decir, lo que debí
expresar cuando el irrespeto irrumpió ante mis ojos, sin saber porque ni que tenía
yo que ver con esa situación, en fin, ya lo pasado es pasado y será mejor lo
que se viene. A las vicisitudes y aconteceres tarapaqueños es mejor ponerle el
pecho, pues como dice el refrán a lo hecho pecho, y poner cuidado, hablar
claro, que se amarre la lengua o por simple negligencia se asiente, sin pensar
ni meditar, lo que se vino a mejorar.
jueves, 19 de julio de 2012
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