Caía
la tarde, el ruido de Tarapacá teníanos aburridosos y con mucho soponcio, hasta
ese día, ya eran dos semanas sin salir de aquel encantador, pero sofocante
reino. Entonces, como lo habíamos acordado el día anterior, partimos rumbo a la
maloca Uitoto, Harol y mi persona. El pueblo estaba de rumba, era la
inauguración de la copa de microfútbol La Amistad, a donde invitabase a todo el
vecindario compuesto de varias comunidades indígenas, y los colosos
Ipirangueses, siempre más altos, fornidos y apuestos, que el minúsculo y
escualido tarapaqueño. El deporte, la farra, las chicas, las garotas, todo
estaba garantizado esa noche acá en Tarapacá, esa noche prometía una explosión
de celebraciones y excesos… que menos mal no me quede para presenciar. Preferimos
irnos a la maloca Uitoto, por una noche de paz, silencio y conversación.
Caminando hacia allá, muchas aventuras se sucedieron, la primera concerniente
al principio de la historia.
En
el potrero que queda justo antes de entrar al territorio, propiedad del magnate
local Florez, potreros que han sido pisado por mas de veinte años por cabezas
de ganado, y que ahora presentan un sustrato adecuado para el crecimiento de
unos amigos que aquí conoceremos como los Goshons. Los Goshons nacen sobre la
mierda de la vaca, realmente no se la razón porque tiene que ser ahí, pero son
unos nada mas, no son todos, se recomienda explorarlos con alguien que este
seguro que si sean. Cuando se comen, el mundo y la vida se pone mucho lo muy
interesante de observar y de vivir, un momento único de conexión con la vida. Fiel
a los principios destinientes de aquellos indómitos aventureros de las tierras
villadeleyvunas, los susodichos caminantes, quienes sentianse deseosos de
experienciar la mas pura naturaleza, les dijimos a los Goshons que se parcharan
con nosotros. Agradecimos a Dios por tan divina Providencia. Los Goshones,
traian un mensaje, una enseñanza, un momento de reflexión y análisis minucioso
de las diferentes cuestiones, asuntos que se revolvían en las cabezas de estos
destinientes de las amazonias, jóvenes exploradores que no se conforman con las
aburriciones de la sociedad y prefieren salir a la caza de cual maja aventura
se presente, siempre dándole una oportunidad para que el bien venza sobre el
mal. Así, nuestra fiesta estaba también garantizada, y realmente no tendríamos
nada, pero nada que buscar en las ocurrencias orgiolicoricas de Sodomita, a
quien al parecer se le ha olvidado la actividad de los genes de la creatividad
para el uso del tiempo libre. Los Goshons, Harol y yo tuvimos una mucho mas
interesante y fructífera parranda de conversaciones, saliéndose por el alma, y
llegando hasta el Espíritu. La naturaleza habló anoche, el fuego nos acompañó y
ayudo a quemar los miedos, el agua nos bañó, y nos mostro como diluir las
complicaciones y ponerlas en su debido puesto, la luna alumbró la cabeza para
que no hayan mas indecisiones, y así, las cosas que se sienten como
sufrimientosas sin sentido, fueron entonces convertidas en alivio, reconciliación y perdón, fué un buen
momento para transmutar una energía de apegos, recuerdos dolorosos,
autorecriminaciones y todas esas mentiras que la mente teje y que no es mas que
la red de la propia ignorancia. El fuego tomó el palo con toda esa carga, y lo
transformó desde su esencia sagrada, ardió en llamas y despojo las figuras que
pronto hizo ver como el retrato mas nítido que pueda tener la naturaleza, con
toda su vida adentro. Se pensaron muchas cosas y se agradeció a los cielos, se
contaron historias y nos reimos, también tratamos de momento el tema de la
movida local indígena. En el amazonas se debe aprender a hablar de política,
asi uno no sepa de esa mierda. Pero antes de eso, habíamos bañadonos en las
aguas del caño Cardoso, que recorre la comunidad del alto Cardoso,
perteneciente a la etnia Uitoto de Tarapacá. Sus habitantes viven en el pueblo,
pero están poco a poco asentándose en ese territorio, en los últimos años el
porcentaje de horas que la familia indígena pasa en su propio territorio,
aumenta sustanciosamente, lo que puede considerarse para la dirigencia indígena
como un milagro. En fin, acuerdos y desacuerdos, de los discursos y las
huevetadas que se inventan los hombres que disque para gobernarse, lo que aquí
mas se parece a un timarse. Después de esa, resultase que me encontré en plena
farra con los Goshons, y a uno de ellos se le ocurrió salir a dar una vuelta a
lo que acepté, después de pasar por el fuego, pasamos por la pista de baile de
la luna, que alumbraba como un bombillo los pasos que se conjuraban para lo que
podría ser la tercera fase del escuadrón galáctico de la revolución de la
recocha, quien ahora parece más actuar desde el punto de vista de los ovnis que
de los aviones comerciales, pero no importa, esta historia importante estaba
guiada por los mismos aprendizajes de la sabiduría, el camino del guerrero, el
deber de saber que la fe no puede morir. Y esa fue la historia de los Goshons.
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