Aprender
a veces duele, pero eso depende, pues si uno aprende desde la inocencia o la
ignorancia, podría no doler, pero cuando se aprende con dolor, es porque la
lección ya se sabía, pero no se aplicaba, prácticamente aquí la lección no es
hacer o dejar de hacer tal cosa, lo importante es dejar de hacerse el huevón.
Si, porque no hay nada oculto a la conciencia, uno se puede timar a si mismo, a
los otros, pero no a la conciencia, y la conciencia es una, la gran conciencia,
la que junta todos los pensamientos del cosmos, la que puede ser tan increíble
que sintamos a veces que no todo lo podemos comprender, y tampoco hace falta,
pero aquí no quiero hablar de esa Gran Conciencia, sino solo de la conciencia,
que es parte de ella por supuesto. A veces es difícil preguntar, e imposible
responder, porque suceden los momentos dolorosos, como los accidentes por
ejemplo, golpes, traumas, y esas cosas, de cualquier forma, a mi me han pasado,
y varios: golpes en la cabeza ya perdi la cuenta, en el colegio vivía dejando
mis rodillas sobre las piedras del parqueadero a donde jugábamos futbol, caídas
de espalda, tropezones, golpes de nariz, de cara, de cola, y en fin todo un
elenco de eventos dignos de chespirito, pero con la diferencia de que la final
nunca he podido decir, “no contaban con mi astucia”. La torpeza muchas veces
puede ser sabia, cuando es ingenua, pero cuando no lo es, es mas bien dolorosa,
ahi es inevitable la autorecriminación, porque hice tal cosa? Porque no pare
con esta o la otra, en fin, pensamientos así se pasan por la cabeza, digna de
las almas encontradas por Fausto en los círculos del infierno, de los cuales
pudo reconocer a algunos viejos vecinos. Por aquí acabo de leer una definición de
un concepto que M. Blavatsky, define como Espíritus Elementarios: “…son las
almas desencarnadas de los depravados que poco antes de la muerte se separaron
de su divino espíritu y no pueden aspirar a la inmortalidad. … Una vez
separadas del cuerpo estas almas de personas materializadas, quedan
irresistiblemente atraídas a la tierra, donde experimentan una vida temporal y
finita en las condiciones que mas armonizan con su naturaleza inferior; y como
durante la vida no cultivaron su espiritualidad, sino que la subordinaron a lo
material y grosero, son incapaces de seguir el elevado camino del ser puro y
desencarnado que se aleja de la sofocante y mefítica atmósfera de la tierra.
Después de un período de tiempo más o menos largo, estas almas materiales
empiezan a desintegrarse, hasta que, a semejanza de la niebla, se disuelven,
átomo por átomo, en los elementos circundantes.” Produce un poco de miedo esta terrible definición, porque a diferencia
de las muchas que uno escucha del infierno como el lugar del fuego ardiente y
el crujir de dientes, esta en cambio se esmera por ser mas meticulosa y libre
de supersticiones, hasta el punto de mostrarse como terriblemente implacable. Pero
a que voy con esto, voy a que definitivamente un golpe o un accidente en la vida que nos producen
dolor también puede producir un malestar espiritual, una decisión que no se
tomo a tiempo, una omisión, o una injusta valoración, la conciencia del hombre
puede no ser inocente en muchos casos, porque ella avisa e insinúa lo venidero,
pero entonces porque será que no la escuchamos? Yo creo que es porque creemos
que esa conciencia propia la asemejamos al yo personal, lo que es un grave
error. El yo personal puede ser egoísta, solo piensa relativamente y construir
sistemas de justificación sobre pensamientos falsos, en cambio la conciencia,
es el portal, el alma, la antena transmisora por la cual escuchamos los
mensajes de la divinidad, todos portamos una, todos recibimos los mensajes, lo
que quizá puede fallar es la interpretación, o el hacerse el huevón. Esto lo
hablo por experiencia propia, porque de los múltiples accidentes que gracias a
Dios no han tenido consecuencias graves, sufrí uno hace poco que casi que las
tuvo, un golpe bajo, más exactamente en las huevas, pero no fue un golpe
inocente y lo acepto, no fue un “sin querer queriendo”, porque algo ya me
estaba anunciando una señal que no atendí, muy clara de por cierto, con
precedentes, rectificaciones, pruebas, comprobaciones, y cualquier tipo de aviso
que la vida usa para mostrarle a uno que es REAL. La verdad dudo si el infierno
existe, pero no dudo que las malas decisiones tienen consecuencias malas, y así
como los animales saben que deben hacer todos los días, los humanos también lo
podemos saber, solo que nos inventamos mil estratagemas para nublar la
conciencia, enredarnos, y cortar la comunicación, que al fin y al cabo termina
cortando con la decisión y peor aún, con la voluntad. La voluntad es el hilo
transmisor de esa conciencia que nos emite ondas, la única herramienta que
tenemos para armonizar nuestra vida de una manera consciente con la Gran
Conciencia.
lunes, 17 de septiembre de 2012
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