En la llanura distante y frígida, en el atisbo inalcanzable
del paisaje circundante, en el cubículo de un instituto llamado ECOSUR,
pegándole al teclado, siempre buscando, lo que no sea lo enojado, fue entonces
cuando salí y regrese, el cielo se nublaba, y en estas cosas me quedaría, sino
fuese por el encuentro de aquel día, con el ángel de la virgen maría y la angélica
luz que la envolvía…., jocosamente hiciose y de repente un fuerte remesón el
corazón arremetía, con la única furia que el océano puede pegar, con el único
ahínco que el fuego de las islas puede aquí evocar, como quien por un momento
siente que lo mejor está por suceder, aunque ya este perfecto….
jueves, 8 de mayo de 2014
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