Transcurrir la vida sin ni siquiera arriesgar, un
instante de segundo, un átomo de tiempo, para que la vida sea otra, para que
las caras largas sean más sonrientes, para poner a volar el sieso a espacios
siderales, a donde la recocha y la juerga se prendan por un segundo, no se
trata de ver solo la vida pasar. Cuando más negro es el túnel, cuando se
cierran todas las puertas y nada ni nadie parece estar interesado en tu
trabajo, entonces solo recuerda una cosa, que Alejo no es alejo, y que el
Maniobrin Bebebuafiano siempre manifestara una nueva puerta, diferente e
inesperada a los demás, bendita porque es la que mi Dios te señaló, si señores así
es, por eso cuando llegue la hora no se puede escatimar y se debe dar todo de
si, se debe hacer siempre lo mejor, y nunca nada esperar más que solo agradecer
por la vida que se tiene. Entre las muchas cosas que se suceden, pocas son las
que se narran, nada es tan literal como para tan solo describir, porque aquí
había una vez, un laberinto que a nuestros paso se torno, al castillo debíamos
llegar, y no temer por los horrores de la oscuridad, cada susto fue no más que
un chiste que la vida echó, cada espanto no dejo más que una anécdota más para
con los amigos compartir.
miércoles, 11 de enero de 2012
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