En las postrimerías del partido, cuando el arbitro ha
pitado, el resultado ha quedado sentenciado, 1-1, 2-1, 0-0, o cualquier otro
marcador, ya no hay nada que hacer, solo seguir trabajando, como dice el
futbolista, continuar y pensar en el próximo partido. Y el próximo partido es
ahora, ya estoy jugando, ya lo estoy escribiendo, me está contando como parte
de su historia, actuando, decidiendo, riendo, caminando en el destino, feliz y
contento, a pesar del marcador, gane pierda o empate, el partido realmente no
ha terminado, cuando termina entonces?
En el principio y en el fin, en el eterno y grácil bucle, en
la ecuación de la entropía, la materia cambia, nosotros cambiamos, los
jugadores también y ahora parece que el partido nuevamente ha comenzado. Desde
la defensa se ve la figura del equipo, la estrategia planteada y a cada quien
hacer lo que puede por ella, tirito, pasecito, patadita y autogol, todo es
parte del momento, todo está en las posibilidades del partido, por eso me
escribo, por eso me mamoleo, me hago cuquita y sacaditas por aquí y por allá,
me enfrento a mí mismo, a mi ego, al que juega, al que quiere hacerme ver que
no agarro una, al que me quiere ver destruido, al que me quiere alabar, al que
me quiere ganar, o llevarme a la cima, quien quiera que seas, te respeto por tu
juego, porque me enseñas en extremos, y en contradicciones te entiendo, no
puede ser de otra forma, sino en binarios, que pasado por la entropía desatan
lo complicado, asi se torna la cosa, asi se siente ahora… no resultan muchas
claridades en el partido que me echo, no se quiénes son los aliados, los
enemigos, los que piensan bonito y los que no lo hacen, Nimaira, Nimaira, ya
tendremos nuestro rato, ya tendremos la pregunta, y estar listo a la escritura,
para ver el horizonte y llamar sabiduría, mambear este partidito, tomarla con
cautela y con el trabajo que nosotros los que estamos en este cuento del
trabajito, pues tenemos que hacer, de lo contrario, que otra cosa tenemos que
hacer?
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