Desnudo o vestido, amarra el corbatín y luego se pone el
camisín, quien le dice que eso no es vestir? Madrugado o trasnochado, con algo
o mucho de sueño sobre sus hombros se sienta el escritor a trabajar. Al frente
una pantalla, un cuaderno o un papel, la materia prima no cambia, ni el
resultado de lo que le pueda ocurrir. De repente y sin pensar, siempre prefiere
dar un merodeo metodológico por las cosas del considere, para que todo lo que
emplee en su nueva referencia no se quede sin lo que de verdad considere
importante. Y así va calentando, navegando por los laberintos palabrísticos,
sin aun decir nada que valga la pena, inspirado en ese tema de Gabo que hablaba
sobre la falta de tema. Una anécdota para recordar? De donde la he de sacar? De
la memoria de la fantasía, o de los estrechos lugares que por momentos se
recorren y que a veces me pregunto porque estoy yo adentro de ello, como sino
tuviese ni cinco de confianza en lo que pudiera hacer por mimismo, y tuviese la
necesidad de pertenecer a una comunidad de voces para que avalen y
digan si, a las cosas que se me
ocurriesen. O que fuera más espectacular, que dijeran no y me rechasesiesen,
por no tener estilo, por inventar palabras, por ir en contra de la gramática y
porque no se a conoce nadie. Lo he intentado? Poco lo he intentado. O más bien,
es poco lo que me reconozco a mi mismo a la hora de producir en literatura. Que palabra mas fea esa, producir, la maquina puesta hasta al servicio
de quien escribe con retórica, de nada y para nadie, y aun así busca su
industriosidad. Que tal levantarse todos los días a hacer esto, y que por eso
algo llegue a la cuenta bancaria? Será mucho pedir, o es más bien presumir?. En
fin, esta mañana vino acompañada de una biografía de Gabriel García Márquez,
desde finales de los años 30 ya estaba él escribiendo y andando pa lado y lado,
conociendo gente y compartiendo su verbalidad. Las herramientas de esa época
eran escasas aunque ya harto lo desarrolladas, no me imagino como era escribir,
a mano y luego en una imprenta. Hoy en día es más fácil, abro mi computador y ya
lo tengo todo, tengo el internet con mucha información y se puede navegar hasta
donde uno quiera y sin consultar a nadie de qué. Pero que desgracia es ver que
todo eso también es nada, y aun peor, la muerte de la imaginación por estar
pendiente de lo más banal que el Facebook pueda dar. Ahí estamos, pero antes de despacharnos en
impomperios ante la propia vagabundería de hacer uso de lo que nos gusta pero
no nos gusta, recordemos ese arte verbal que el profesor Aurelio Gallo alguna
vez mencionaba como chatiamento. El Chatiamento, es un género
literario en el cual se producen actualmente la mayor cantidad de letras, pero
poco es lo que se le reconoce como literatura de verdad. Cuenta Aurelio Gallo,
que eso se le vino a la cabeza alguna vez que su amiga Chela le echo todo un
rollo por el messenger sobre una trifulca con el ESMAD en el centro de Bogotá a propósito de la
visita de GW Bush. Entonces fue tal el relato que se hizo de manera simple y
sin adornos, con sinceridad y narrativa, que Aurelio lo tomó desde la ventana
del Messenger, lo copió, borró sus anotaciones, y dejó solo las de chela, dando
como resultado un Chatiamento con la
chela, (http://pedelacruzn.blogspot.mx/2008/11/chatiamnto-con-la-chela.html).
Quizá estas letras universales no fueron, ni serán revolucionarias. Este
absurdo género, solo servía para perder el tiempo, y pasar sabrosas las horas
de pachequidad en terrenos de la informática y las comunicaciones ilimitadas, para
el profe Gallo, el chatiamento no
podría ser revolucionario, hasta que estas letras no fueran escazas, mientras
tanto serían únicamente una espécimen mas del amplio género de la chismografía.
domingo, 6 de julio de 2014
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