Antes de hacer yoga escribo, reencontrarme con la voz, con lo que construyo o pueda inventar, hacer el esfuerzo y no escabullirse en las aguas de lo que se hace porque se hace y no se sabe porque se hace, cuando esto es lo que es. Resultase que en estos momentos de pasar los días jugando con Tomi y Abril me doy cuenta de lo afortunado que soy. De compartir este tiempo con mi familia, en una convivencia bella, siempre amable y llevadera. Siendo así mis días desde que me levanto y hasta que me acuesto, después de ver piratas, dragones, universos, agujeros negros y pj masks revolotear encima de la imaginación de Tomi, a veces no llego a entender lo que estoy viviendo, me obnubila esto de ser papa, de ser quien imagina a un hijo bailarín y matemático, lo digo de manera metafórica por supuesto, nunca literal, porque te libero hijo mío de mis expectativas, de lo que yo me imagine que eres, se tú mismo, siempre, eres bendecido.
Y mientras tanto
Abril hace sus primeros pasos, ya corre, se ha pegado en la cabeza, debo ser más
precavido con eso, cuidarla, no transmitirle mis miedos, sino darle la
confianza y la destreza para irse comportando de manera más autónoma, por ahora
corre corre por aquí y por allá, saludamos a Jack el perro del vecino todos los
días, el único ser que logra calmarla cuando llora con sentimiento.
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