Te siento, no te veo, no sé
quién eres, pero eres yo mismo, mi Maestro interior, que ahora me haces sentir
como si fueras mi peor verdugo, constantemente estas mostrando todo tu
desprecio, tu falta de respeto, toda tu falta de delicadeza para con mi
delicada y casi que afeminada alma, lo digo así, porque así es, me lo digo a mí,
porque así lo siento ahora, hay nombres? Si los hay, pero en verdad es solo
uno, y es el mío, el que desde lo más rastrero de la serpiente busca la presa
para cazarla, la que se come todo el rastrojo y ataca de repente, mordiendo la
bota que se encuentra caminando encima de su mejor piel. Hay te tengo,
buscándote, mirándote, dándote forma, es sensación que ahora me vuelve un
adicto de la escritura, como pensando que a través de esto voy a lograr exorcizarlo,
mirarlo claramente, sería estúpido creerlo, las amebas por más que traten de
definirse siempre cambian su forma, y son otra, con otra cara, por lo tanto
solo veo mi propio reflejo, lo que debo aprender, con dolor, con risa, con
pasión, con entrega, con entendimiento, y hasta con empute…, así es, pero
siempre me pasa, siempre me pasa, el mundo da la vuelta, y vuelve a atraer lo
que pasó, vuelve a mostrar, a tomar la lección… cuanto saqué? Es posible perder?,
es posible pasar?, esto no es el colegio afortunadamente, no lo es, porque así
como viene así mismo lo tomo, tal cual, con todo el dolor y el desentendimiento
lo agradezco, porque no queda otro remedio, nada más trae la salud, el alivio a
un corazón que a veces siente que quiere llorar, porque quiere cumplir, y
cumple, cumplo, gracias, gracias, a Ti que me enseñas, que estas por fuera del
bien y del mal, que levitas en la dimensión del amor, aunque no lo entendamos,
aunque tome formas diferentes, y así mismo se hace oír, a los oídos más
cercanos a quien tiene que llegar esta palabra, que es de vida, de sanación. Sello
el plexo solar, con las siete vueltas de la mano derecha al sentido contrario
de las manecillas del reloj, chupo el ambil, y mambeo la coca, pido al Altísimo
que de una vez me de esa sintonía, esa realización que solo viene por la
superación de estas sencillas, pero significativas pruebas. Así sucederá, así
mismo se hará, no se puede actuar, no se puede fingir, y más bien la palabra
endulzar, para que muestre, para que se diga, para que se mambee, así sea por
estas vías, por estas vías tan etéreas, que en algún momento encuentran el
viento y la piel que la recibe, cuando viajan, ya están dichas, ya están aquí
puestas, y así mismo se hacen.
Miedo?
Quien eres tu acaso?, quien eres que me cohíbes de gritar y de maldecir, quién
eres?, el temor será la prudencia, el tacto, algo así, no es moral, no es tapujo,
porque este momento es para decirlo, para explotarlo, para purificarlo, en millones
de partículas que se vuelan sobre el aura, en la conexión que sabe el fractal
de la energía, a esa palabra que se aprendió, y que se descubre cada vez que se
vive, cada primer y último día de la existencia, cada minuto, milésima de
tiempo, es ahí, donde se sabe quién es quién , donde se escoge a los que lo
hacen, y se rechaza a los que repiten, hay perdón, hay perdón, pero debe haber
acción, debe haber restitución de la energía, no quiero venderme como víctima
ni como victimario tampoco, pero desde aquí pido perdón a todas las personas a
las que alguna vez falté, lo hago porque creo que huir no es la salida, la
voluntad es creación y el destino solo
es de Dios, yo manejo la nave, pero el camino lo abre el que me ha dado este timón,
el que lo ha puesto a planear desde lo alto, y me enseña que en el detalle, de
la palabra y de la obra es donde todo se hace, todo sucede, no en esconderse,
no es afligirse, no es deprimirse, es en el misterio del perdón, perdón, perdón,
amor y amor, solo es eso, no es más que hacerlo y ya está.
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