Hasta que yo no me convenza no me siento satisfecho, es
extraño buscar algo que nunca se ha ido, tratar de definir lo que ya está dicho
y charlado en la maloka, que está ahí, claro como el agua, pero que por
cuestiones de la aceptación académica, que realmente no es esa, sino la mía, o
el que dirán, o la letoquitis, que se da vueltas haciéndolo mucho lo más
complicado. Otros harían otras cosas pero no lo que yo haría, y yo no se lo que
haría, lo que lo pone aún más interesante. Ese tipo de pensamientos los tengo
todo el tiempo con mi tesis, el como que si pero no, lo mismo pero diferente, o
si pero no nuevamente, como un espiral sin fin que nunca acaba, si es que acaba…
De algún modo hay que persistir en el intento, se trata de
darle la forma y contenido adecuado al cumplimiento de una misión de la cual yo
hago parte, porque es galáctica y misteriosa en su esencia, nadie sabe lo que
pasará con ella, cobrará vida propia, tendrá hijos?, asi juegue a que lo busco,
construyendo un protocolo que habla y habla cosas lo muy graciosas e
interesantes acerca de todo un razonamiento no se si infructuoso, por algo que
es mas de voluntad que de cualquier otra cosa. Solo recuerdo muy bien un
momento, cuando me baje del avión de Satena por primera vez en Tarapacá la
palabra que surgió en mi mente: gracias Dios, bendice a este lugar, bendícenos
a todos.
No se pueden dejar cosas de
lado, porque el estudio que yo necesito es muy costoso y se trata de hacer un
estudio prospectivo en el cual se indaga por la capacidad económica con la que
cuenta un grupo dado, en este caso, el de los tarapaqueños, para participar
como clientes, productores, vendedores, y animadores de un Tianguis amazónico.
Pero la pregunta es que se requiere para producir ese espacio, cual es la forma
de la inversión de energía que se debe llevar a cabo. Lidiar con el gusanillo
que le dice a uno al oído que no se ha hecho espontáneamente una plaza de mercado
no es fácil, solo hay que confiar en esas palabrejas de Polanyi que recuerdan
que las cosas solo empiezan a existir en cuanto se les da vida…seguramente si
hay “placillas de mercado”, escondites secretos por donde se bombean las
arterias del flujo energético tarapaqueño…solo hay es que saberlas reconocer en
su estado evolutivo.
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