domingo, 28 de diciembre de 2014

Tu propio invento, "Cuento postulado ante un concurso de cuento de Ficción en Chiapas y que no ganó ni un jopete".



Por: "Alias" Aníbal Cachorro.

A las seis de la mañana, después de una noche de luna llena, de oscuridad que es continuación del día, sonó el despertador. Hacía muy poco el perro del vecino paraba de ladrar. Salté de mi cama, puse agua a calentar: hirvió, agregué café y se me regó.

“Changos” –Pensé. “Cuando se riega el café los niveles de cafeína se alteran”.

Un poco indispuesto tomé el café que quedó y lo acompañé de un pan con mantequilla y queso. Al morderlo, herí mi labio haciéndolo sangrar.

“Pinche…! –Exclamé con dolor. “Café regado y mordisco al labio”.

Puse la taza sobre la mesa, al lado de otro café servido, estaba caliente, como acabado de hacer, lo miré fijamente como pidiéndole una explicación, luego vi hacia la estufa y ahí estaba, a que no adivinan… otro pan con mantequilla y queso estaba puesto sobre el fogón, preparándose. Como si otra persona estuviera en el lugar, haciendo lo mismo, pero no la veía.

Regresé la mirada al café que había encontrado sobre la mesa, pero ya estaba desocupado, alguien se lo había bebido, observé mi taza y mi café…ese si estaba ahí. Se apagó la estufa y el pan se consumió como por arte de magia, sin dejar boronas y sin hacer ruido. Mi pan aún estaba sobre el plato.

Asombrado pero no temeroso, sentía una inusitada familiaridad con lo que estaba pasando. Quien me acompañaba no era un desconocido, sino alguien que ya conocía.

-“Te llamaré…mmm”. Un nombre, un nombre, debía bautizarlo rápidamente!

 -“Invento, eso, te llamaras: Invento”.

Era noviembre, un buen momento para atender a las visitas. Para que Invento se sintiera a gusto le preparé un jugo con tres naranjas, de las mas jugosas. Quizá Invento se quisiera preparar el suyo, pero no pasó, ni una naranja se movió. Tomé mi jugo pensando que Invento solo gustaba de un café con pan en la mañana, y cuando llegué al fondo del vaso escuché:

-“Aaaaahh…sabrocito”.

Todo parecía mucho lo muy sospechoso: yo bebí el jugo, Invento lo disfrutó. Yo preparé el jugo, Invento se lo tomó, no, yo me lo tomé, lo recuerdo. Yo preparé un café, Invento se tomó otro café, yo hice mi pan, Inventó se comió su pan, o el mío? Dónde está mi pan?

-“Invento, Invento devuélveme mi pan, que te has creído?”.


“Tu propio invento”. –dijo Invento...