lunes, 27 de marzo de 2017

Que es hablar de Ferias de las Chagras?

1   Hablar de Ferias de las Chagras no es solo hacerlo de esas 3 ediciones del evento, sino de todo un proceso que lo acompaña, sus protagonistas y distintas filiaciones institucionales, son muchos los nombres de las personas que han participado, por eso es importante aquí hablar que los procesos de las instituciones no son solo las instituciones sino las personas que los animan dia a dia. Hablar de ASOAINTAM, ASMUCOTAR, CIMTAR y Sinchi es encubrir otras relaciones que no solo son un proyecto en común, tendemos muchas veces a reemplazar nombres por actores abstractos, la verdad sobre las personas que lo han llevado a cabo no se visibiliza.

Se tiende a generalizar, cuando en la realidad se ve que son muy pocas las personas que se apersonan de propuestas como una miniferia, o un encuentro de artesanos, el festival de la Arriera, el dia de los pueblos indígenas, el estudio de las plantas medicinales, la yuca, o el reunirse en la maloca una tarde y hablar en Bora de cualquier cosa.

Para determinar que tan concurrentes pueden ser este tipo de eventos se hace un relato, una etnografía, un análisis, una recreación sobre la historia de quienes trata esta investigación.  Esas interacciones que trato de esbozar en este escrito se trata de personas como Adalgiza Ahuanari, de Harold Rincón, Teófilo Ceita, Octavio Falcon, Trinidad Polanía, Pablo De La Cruz, Luz Marina Manrique, Luis Eduardo Acosta, Gladis Angulo, Klaudia Kardenas, Ivan Ramirez, Victoria Lasprilla, Anny Tapullima, Octavio Kalkin, María Souza, Trinidad Polanía, Lola Jamioy, Veronica Ferreira (mi pareja de baile) Andres Churai, Fausto Borraez, la familia Palma, tortugo, chucho, toño, Israel…y los muchos otros que no se escriben pero están presentes en esta red.  

Estos procesos aun le son ajenos a mucha gente en Tarapacá, y en la región amazónica, aunque no es menos cierto que estas iniciativas van creciendo, a un ritmo lento, no exento de problemas y de misiones por cumplir, la sensación de que no se hace lo suficiente es constante y es todo un aprendizaje, pues siempre es la paciencia la que al final saca adelante las ideas y las materializa.

La verdad sobre la feria de las chagras está en los recuerdos, las evocaciones o sentimientos que se mueven cuando se piensa en ello. Lo que produce en las personas y como lo interpreta. De esa manera la feria evoca cosas como “el conocimiento sobre como sembrar remedios”, o la convivencia o “compartir con personas que no están” como una red de rituales que se teje en una historia que transcurre en uno, dos o tres días, y se transcurre sobre un mosaico de sucesos como exposiciones de cuadros, arte con materiales reciclados, concursos de la yuca mas grande, la caña mas larga entre otros, intercambios de semillas, bailes tradicionales con el mismo power que se hace en la maloca, celebrar la vida y agradecer.

La feria es también un anhelo en la cultura de los pueblos indígenas pues se asume y se vive como una celebración sui generis de tintes indígenas y modernos, en el pensamiento local, palabras como beneficio es pa unos la posibilidad de vender y para otros tan solo aprender. La diferencia aquí es el ojo del investigador, mientras los cálculos modernos sugieren enfocarse en productos promisorios a nivel nacional e internacional, para un paisano de Tarapacá la feria no es para “beneficio sino que es para compartir las amistades”.

Las prioridades de la gente son bastante diversas, pero según los resultados encontrados las tipologías de análisis pueden diferenciarse según su orientación, es decir en el análisis de cómo se expresa lo que escuchamos del otro. Para un paisano en Tarapacá escuchar hablar de una red de sabedores, un plan de vida, un plan de manejo o una feria de las chagras lo relaciona inmediatamente con un mundo institucional, o más bien interinstitucional donde trabajan personas que llegan de afuera, algunitos regresan y muchos no vuelven, pero se sabe que hay una organización institucional una relación con el Estado.

En Tarapacá referirse a una red de sabedores, un calendario ecológico, una feria de las chagras o un plan de vida, es una cuestión que genera interés, por sus nombres se asume que es una iniciativa compartida entre las organizaciones locales y las de afuera, se necesitan resolver problemas diarios como comer, mandar los hijos al colegio, trabajar, pescar. 

La comunicación se da por niveles, las instituciones hablan con las instituciones y crean no solo lazos formales sino afectivos. Para que las iniciativas anden requieren hablarlo, comentarlo, promoverlo, por eso. estos orientadores principales que envuelven los argumentos que localmente usamos quienes hemos trabajado desde adentro se reconstruyen en una diversidad de iniciativas. que empiezan a ensancharse y a encontrar liderazgo dentro de la propia gente como la red de mujeres del Alto Cardozo, la asociación de mujeres Ariadna, o como Elicidi y doña Rosa que se encuentran en la maloca de Churai y conversan en bora. 

Hablar una lengua indígena en Tarapacá es un lujo que pocos se dan a menos que sea Tikuna. Para que un Uitoto hablante de la lengua pueda hablar su idioma debe encontrarse con otro Uitoto y ponerse en la tarea de solo hablar Uitoto, pues no es mas que el niño se arrime y si hay que decirle algo se le dice en español.

Cuando se hace un evento que convoque la asistencia masiva de la población hay que ser consciente que en el fondo se está reunido por algo que se comparte y en ese momento se le esta haciendo honor, una fiesta tradicional por ejemplo tiene una dirección muy detallada pues de alguna manera el conocimiento que se requiere para ponerla en practica es bastante exigente como tener la chagra bien cargada, el dialogo con los espíritus, la noches de mambeo y el trabajo espiritual de la coca, el tabaco y la yuca dulce, se le está haciendo honor y se está celebrando por algo muy bien conocido por la tradición indígena, con el problema actual de que no todos los indígenas tienen ese conocimiento bien integrado aunque aún saben mucho.

Porque hacer la feria? “para tener amistad con la gente de las comunidades” (Fatima), “para conocer nuevos productos y que llegue gente de afuera y darse a conocer”(Trinidad), “para tener mas animo de hacer otras cosas, y la gente compra , para invitar a las comunidades y traigan su artesanía” (lila Bernardino) “que los hijos no pierdan la tradición” Adalgiza “Vender los productos y quedar bien, que la gente no se queje” (Veronica).

Los motivos de las personas por las ferias probablemente pueden ser económicos, pero según lo que encontramos, el impulso por hacerlo no esta tan fuertemente sujeto a la necesidad de dinero, sino mas bien al permitirse abrir un espacio para compartir acontecimientos, comidas, convivencia, música, todos estimulantes de los sentidos que producen reconciliación e integración. 

A pesar de que en Tarapacá puedan existir afinidades tan distintas entre los grupos, es importante buscar espacios donde la gente se integre, sin preguntarse ni siquiera cual es su clan de procedencia o su afiliación institucional, la feria de las chagras se acerca a ellos, pues aun es un evento muy centralizado en unos grupos que han estado durante el proceso, pero de alguna manera se le apunta a todo, y lo mas importante, que sea una experiencia que inspire a otros a involucrar la oferta de comidas tradicionales en los diferentes eventos del pueblo.


De esta manera la feria de las chagras es también una metáfora que puede ser leída en una multiplicidad de direcciones, y la única manera de saber cual puede ser su efecto es preguntarse por cuales son los hechos que se han desencadenado desde que se realiza. El mas claro, diría, es el viaje del grupo musical los Moe a Montería a representar al Amazonas en un festival nacional de músicos ancianos. Con el objetivo de dinamizar esos espacios en Tarapacá el proyecto consiguió en Bogota un acordeón que fue entregado al grupo, específicamente a Ignacio, el acordeonista. El acordeón reemplazó al viejo que ya estaba dañado, y no se podía llevar a presentaciones importantes, el acordeón nuevo permitió a los Moe volar, y aprovechar su arte para viajar y acceder a un reconocimiento artístico importante para sus vidas y las de la comunidad de Ventura y Tarapacá.    

Moisés, comercializador paisano.

Diario de Campo. Tarapacá 2015

Moisés vende en la calle guamo, lulo cosas que salen de la chagra, lo trae de Ipiranga, de la chagra del marido de una cuñada, Moisés no puede cambiar por otras cosas, sino solo recibir dinero en efectivo, seguramente para que al dueño de la chagra que le da sus productos pueda controlar mejor sus cuentas. Moisés dice que queda poquito pero de alguna manera esa actividad le facilita varias cosas personales como un jabón o una bolsa de arroz, no se ve insatisfecho ni ser persona que se queja.

Hablamos en la puerta del restaurante de Iracina, cocinera famoso por su sazón y ganas de trabajar en los proyectos que hemos hecho de ferias. Iracina es clienta de Moisés pues seguramente a ella le interesa acceder a los alimentos para poner a funcionar su negocio. La categoría de comercializador paisano la he puesto ya que este hombre con el que hablé, Moisés, además de ser paisano es comercializador, o quizá no sea comercializador, pero de alguna manera lleva a cabo una transacción que insisto hay que conocer y saber dominar que se llama la de las ventas, y por supuesto, las compras. El comercializador paisano es también, como Amigo, quien también se le ve en la calle vendiendo comidas y frutos de la chagra, además de pescado, aunque el pescado también puede ser de su trabajo.

El comercializador paisano también aplica para aquellos agricultores, pescadores, cazadores o empleados que habitan en Tarapacá y que de alguna manera ejercen la actividad de vender, sea a su nombre o a nombre de otros. Cuantos comercializadores paisanos puede haber en Tarapacá? ¿Será que esos comercializadores paisanos estarían interesados en no andar caminando las calles sino permanecer en un kiosco con sombra, agua fría para tomar, y en compañía de otros comercializadores paisanos? Las categorías son odiosas pero esta está buena al menos me causa gracia.

Entonces un comercializador es aquella persona bosquesina o indígena que ejerce la actividad de vender productos de chagra, solar, cocina o taller, sea propia, en alianza familiar, de un pariente o comunitaria.  Eso podría ser, el comercializador paisano se desenvuelve mayormente por vía de los hilos que lo hace ser parte de una familia, una etnia, o una comunidad, el comercializador paisano podría convertirse en un aliado impecable para que la alimentación de los tarapaqueños sea más nutrida en productos locales que agroindustriales.


La charla con Moisés se hizo también en medio de la invitación del corregimiento a celebrar el día del campesino, sonará un poco fuera de lugar pero no lo es, si se ve la historia, ese día se celebraba desde quizá los años 60 hasta el año 1992. Podrá ser objeto de debate sobre porque se celebra el dia del campesino, pero lo cierto es que bajo ese nombre también muchas personas responden y eso hay que reconocerlo. Igualmente, la fiesta de la batalla de Tarapacá es un homenaje a la nacionalidad trasnochada, es una aburrida parada militar sin nada interesante sino niños intoxicándose los dientes con dulces y demostraciones militares que sirven para mojar los sueños de las señoritas que entran en edades de calores… pero más allá de eso no pasa más, no hay ni diversión, ni una reflexión sobre que putas se está celebrando y porqué, entonces mi idea, que es la que pongo en consideración de las Altas Jerarquías es que esas celebraciones poco a poco se vayan ganando como espacios de fortalecimiento de los chagreros, chagreras, cocineras, artesanos, artistas, sabedores y sabedoras, seguirán siendo los días del campesino y el de la batalla de Tarapacá, pero su contenido hay que tomárselo por la intermediación de la justicia en la historia de los pueblos. 

Sobre la alimentación en las Amazonias

1.      Diario de Campo. Tarapacá 2014 

Cuando el río esta crecido, la esquina de criatura, como le dicen a Gustavo, es el lugar donde las personas se sientan a esperar a los pescadores que llegan con las sartas de pescado, Amigo pasa cantando sus arengas de venta “anímate gente de Tarapacá, anímate”, si la providencia asi los dispone puede pasar un casabe, lo mas probable es que se quede uno esperando y no pasa, el pescado si pasa.  Para conseguir alimentos de la tierra y el agua en el casco urbano de Tarapacá hay que hacerlo por entre las casas, en el solar de Doña Celina, o de Adalgiza, guanábana, limón, caimo, pepino, pimentón, cebolla, entre muchos más.

Conocer lo que se tiene en el solar y saber que tienen sus parientes, paisanos o paisanas, esa es la manera de asegurar de que no falte la cebolla para el caldo, o el pimentón para la uchumanga, quienes tienen restaurantes en el pueblo cuentan con esas redes para conseguir los alimentos y los chagreros igual saben que ellos son siempre una buena opción a la hora de entregar y recibir algun alimento, bien sea al intercambio o a la venta. La tienda es otro personaje importante a la hora de encontrar los alimentos, esta todo el día abierta, se sabe donde esta y ofrece también una variedad de productos agroindustriales, limpieza, potajes, papelería, entre muchos otros.

Por supuesto que hay cosas que son irremplazables y eso lo saben los habitantes de Tarapacá, un Zarapaté no puede ser reemplazado por carne de tortuga enlatada, sin embargo ellos cuentan que hay paisanos que pescan, venden todo y compran atún, o también alguna vez corrió el chisme que de Buenos Aires, a 18 horas en peque peque, llegaron a Tarapacá a comprar un pollo brasilero, eso escuché de otros, no quiere decir que eso sea así pero si son cosas que se comentan entre la gente que se preocupa sobre como han cambiado los hábitos alimentarios de productos hortícolas, silvestres, agrícolas y silvícolas por una alimentación basada en la agroindustria.

La comida embalada en plásticos y propilenos hace que las calles del pueblo se mantengan sucias, para librarse de las basuras cada persona quema la basura que esta alrededor de su casa, ocasionando olores y gases que no son recomendados respirar como el que producen los plásticos quemados, algunos no lo hacen, y entonces el pueblo todo el tiempo esta lleno de basura en la calle. El manejo de basuras es nulo.

Los niños en la calle arrojan cualquier empaque con la frescura y el estilo de tirar algo con ganas, como lanzar una cascara de caimo al solar. En Tarapacá la idea de tirar basura a la calle es algo que no es moralmente sancionado o algo que no se deba hacer, no botar la basura a la calle suena bonito pero carece de significado, muchos tarapaqueños parecen haber aceptado esa condición y se adaptan a ella de manera que la vida sigue y no pasa nada.

Aun la persona con el pescado no pasa y toca empezar a rascarse, se vino la arenilla y los mosquitos empiezan a acechar, de repente unos pimentones asoman en bolsitas de 3000 pesos cada una, luego aparece “amigo” paisano de Pupuña que un día llegó al pueblo y no se quiso devolver para su comunidad y ahora se dedica a vender pescado por las calles y tocar su harmónica. El “flaco” también aparece con pescado fresco, la mujer de Tortugo lleva su botella de jugo de asai para su casa, como el trofeo que ella tuvo la suerte de llevar a su familia.

La entrevista semiestructurada dejó ver que las comidas mas sabrosas de la cocina amazonense son el Aji negro, el mojojoi, el casabe y el caldo de pescado con yuca, sasonado con azafrán, cebollin, pimentón, cimarrón. El aji negro es hecho del jugo de la yuca brava con mojojoi, hormiga arriera y cabeza de pescados, son sabores novedosos para los que llegan de afuera, quien lo prueba lo recuerda por su delicioso sabor. Otro como el aji de lulo no se mencionan casi en los resultados.

Independientemente de que tan apetecidos son estas comidas en Tarapacá, evidentemente la probabilidad de conseguirlos por las calles no son muchas, sobretodo para quienes no conocen a nadie, pero basta con tener algunos amigos que lo inviten a sus cocinas a comer casabe, pescado asado, iyico. Quienes se sientan en la esquina de criatura, o en la asociación de mujeres a esperar a que llegue el pescado parecen estar en la posición indicada pues los botes tienen que llegar a desembarcar a sus orillas que ya son las calles del pueblo, pero si lo que se busca son verduras, frutas, hortalizas, tubérculos en abundancia no se ve tal cosa, estos siguen siendo relaciones que se mueven entre solares y chagras y no de manera comercial. Por supuesto esto es posible solo gracia a la tienda, productos agroindustriales como latas de atún, sobres de trisalsina, galletas, bombombunes. Todo esto es parte del mosaico alimentario local.


Por lo general son los niños quienes ayudan a sus mamas o abuelas a conseguir cosas como aji, un platano, un pedazo de yuca, una botellita de chicha, o una tasita de azúcar. Los niños van donde los vecinos y a la tienda, hacen los mandados, son entrenados para hacer vueltas que requieren transacciones comerciales. Un ejercicio matemático real.