sábado, 4 de julio de 2015

A que sabe el pescado en Tarapacá?

No es interesante simplemente tener una lista de alimentos básicos de la comida en Tarapacá que nos digan que se come en Tarapacá, eso es obvio, y carece de interés, lo que hay que preguntarse es a que sabe tratar de decir algo mejor que pescado, sin decir pescado, sino por ejemplo al corazón de Churuco, o Daniel Mendoza, como se le conoce formalmente. 

Churuco es pescador, él sale en canoa, con sus chuzos, pasa las noches completas en orillas de ríos, del lago Quinina, en los del caño Ventura, y quien sabe donde más. Churuco conoce sobre los espíritus del agua, y de la tierra, porque también es chagrero.

Churuco usa bigote, es hablador, cuenta cuentos con tal grado de precisión que yo diría que es un historiador. A través de sus relatos se evocan recuerdos del pasado, que lo hacen a uno transportarse a los tiempos en que esas cosas pasaban, como la época de los 80, y de los 90 cuando la abundancia de pesos era tal que la gente llego a creer que la plata se daba en unas cantidades porque si, y que era energía que solo merecía invertirse en las arcas de Julio Mario Santodomingo (reconocido magnate cervecero) y las licoreras de cachaza, ron y aguardiente, en excesos que se dieron como Churuco los cuenta. 

Cada vez que me encuentro a Churuco recordamos a los micos hablando por celular, colgados de las ramas, con el aparato al oído, pasando de rama en rama, como quien ve lo increíble, el colmo de la unión entre la naturaleza y la tecnología. Churuco, además de historiador, chagrero y pescador es un gran comediante, un moving comedy que no se puede quedar quieto, con el bigote que usa es igualito a Don Ramón. 

Por ahí es, y a eso sabe ese pescado, pero no solito, sino también con la magia de doña Albertina, o doña Tina, su esposa, quien se encarga de convertir ese pescado en un delicioso caldo, con ají negro y claro, una fariña. Ese sabor que no tiene forma de como nombrarlo sino probándo, experiencia que si se trata de definir puede dañar la magia, y lo que queremos es dejarla en el paladar, mmmm, dijo la vaca, que rico.