viernes, 4 de agosto de 2017

Llegada al Cielo de los Fulanos

Salí, el tiempo pasaba y la concentración no llegaba, a la conciencia visitaban viejos recuerdos, vacíos de la adolescencia, y presencias de una prematura vejez, así se dieron las cosas, primero maduré, y luego fui niño, un camino diferente pero posible, una inmersión en la conciencia de las cosas. El sol de Leticia había comenzado, las ganas de escarbar en el terreno, y la buena sorpresa de la Ballena que pasa de Liana en Liana, me hizo encontrar la Linaza que soltó el furor interior, la ganas de compartir, de vivir, hablar, reír, abrazar, sentir, porque no, porque no hacerlo, si estoy vivo y seguiré vivo hasta que me llegue la hora, no hay que dejar de agradecer, no hay que privarse de las alas que nos llevan a volar, de las propias o las de otros, todas levantan el vuelo de quienes salen de su casa y rompen los límites de sus propias adolescencias. Así fue que sucedió, así fue que llegue al Cielo de los Fulanos, una casa perdida y lejana, casi en la selva, donde me acogió el frío que llegaba del Brasil.

Drawing workshop. Mullumbimby. 2008