viernes, 11 de septiembre de 2020

40 días

Algo raro sucediome hace pocos segundos que acabo de ver una obra experimental llamada 40 días, hecha por Dramaturgia Clandestina, por Cony y David, con Marco actuando. El contenido de la obra es una versión psicótico crítica de la cuarentena, y algo de la pandemia, las locuras de la gente que se encierra y termina hablándole a los extractores buscando vida humana, la que se encuentra entre cuadros que se vuelven paredes de la existencia. Pensaba yo viendo la obra que menos mal para mi este asunto no ha sido nada por el estilo, y aunque he pasado por momentos cuáticos, que hacen difícil la comprensión de lo que pasa, quiero recalcar que, si esto es una pesadilla, lo será únicamente si así lo permito. Si en algo encuentro resonancia y empatía con los 40 días es hacerme sentir afortunado porque aunque obviamente he pasado más tiempo en casa, no es menos cierto que han sido días intensivos de salidas y sucesos llenos de bacanería. Como Marco, lo mío también es la comedia, por eso me es difícil sentir identificación con el trabajo, antes me sucede lo contrario, me des-identifico y me aparto de ese lenguaje. Se puede ser crítico, se puede ser lo que sea, tan solo no me parece justo propagar una imagen quebrada y asustadora, es mejor algo sencillo, donde se sepa que está pasando.

Siento que el corazón quiere reventar, que la gente no aguanta mas un individualismo forzado, o un desafortunado estar compartiendo un mismo techo, son muchas las realidades y el tamaño del cambio psíquico causado por esta pandemia… es algo que me imagino como jijuepuerca. Ahora, el panorama de hacer impro y teatro es mas emocionante porque es ilegal, eso lo pone buenísimo, quiere decir que será una oportunidad para ir en contra de las reglas, un teatro, y una impro con sentido revolucionario compañeros y compañeras. Por medio de este escrito, de esta reflexión que me suscitan los 40 días doy como inaugurada la lucha revolucionara por volver a vernos, y estar juntos. No es un hueso fácil de roer, se debe sopesar mucho cual es la intención y el mensaje claro para avanzar. Hoy mas que nunca se requiere salir a las calles y reencontrarnos, recombinarnos mas. El sol tendrá que brillar en algún momento y reivindicar al espíritu de sapiencia, y el mensaje, para conjurar la sanación de las almas que ahora sentimos constreñidas sin ser libres de compartir cercanamente con otras personas, como se usaba antes.

En fin, démosle a esto un final feliz, recordemos que 40 días rezó moises en el monte Sinai antes de ir a la farra del becerro, que Ali Baba se la pasaba con 40 ladrones, que 4 40 era un grupo buenísimo, que los 40 principales es una emisora conocida, que me falta un año pa llegar a los cuarenta, y que la cuarentena se llama cuarentena, pues porque es la cuarentena.

El juguetolista

Cuando le pregunté a Tomás que podría ser de mi sino era un profesor me dijo que juguetolista. Uao, pensé, es una profesión de alguien que en vez de jugar, juega a que juega, eso lo hace casi un deportista, casi un artista, casi un científico, pero no alcanza nada de esto, porque la gracia del juguetolista no está en lo que alcanza sino en la naturaleza de su intención. Me parece como al clown, un jugador de ningún juego, un animo siempre lista al juego, todo lo acepta, nada rechaza, como si esto fuera algo serio, pero no lo es, entonces fracasa y fracasa, haciéndose gracioso en si mismo. Esa es la virtud del juguetolista. Quizá lo de juguetolista lo dijo Tomás porque me ve como a un juguete, que profesión menesterosa y poco común, quizá todos llevemos adentro un juguetolista.