viernes, 15 de noviembre de 2013

Quien eres tu acaso?


Te siento, no te veo, no sé quién eres, pero eres yo mismo, mi Maestro interior, que ahora me haces sentir como si fueras mi peor verdugo, constantemente estas mostrando todo tu desprecio, tu falta de respeto, toda tu falta de delicadeza para con mi delicada y casi que afeminada alma, lo digo así, porque así es, me lo digo a mí, porque así lo siento ahora, hay nombres? Si los hay, pero en verdad es solo uno, y es el mío, el que desde lo más rastrero de la serpiente busca la presa para cazarla, la que se come todo el rastrojo y ataca de repente, mordiendo la bota que se encuentra caminando encima de su mejor piel. Hay te tengo, buscándote, mirándote, dándote forma, es sensación que ahora me vuelve un adicto de la escritura, como pensando que a través de esto voy a lograr exorcizarlo, mirarlo claramente, sería estúpido creerlo, las amebas por más que traten de definirse siempre cambian su forma, y son otra, con otra cara, por lo tanto solo veo mi propio reflejo, lo que debo aprender, con dolor, con risa, con pasión, con entrega, con entendimiento, y hasta con empute…, así es, pero siempre me pasa, siempre me pasa, el mundo da la vuelta, y vuelve a atraer lo que pasó, vuelve a mostrar, a tomar la lección… cuanto saqué? Es posible perder?, es posible pasar?, esto no es el colegio afortunadamente, no lo es, porque así como viene así mismo lo tomo, tal cual, con todo el dolor y el desentendimiento lo agradezco, porque no queda otro remedio, nada más trae la salud, el alivio a un corazón que a veces siente que quiere llorar, porque quiere cumplir, y cumple, cumplo, gracias, gracias, a Ti que me enseñas, que estas por fuera del bien y del mal, que levitas en la dimensión del amor, aunque no lo entendamos, aunque tome formas diferentes, y así mismo se hace oír, a los oídos más cercanos a quien tiene que llegar esta palabra, que es de vida, de sanación. Sello el plexo solar, con las siete vueltas de la mano derecha al sentido contrario de las manecillas del reloj, chupo el ambil, y mambeo la coca, pido al Altísimo que de una vez me de esa sintonía, esa realización que solo viene por la superación de estas sencillas, pero significativas pruebas. Así sucederá, así mismo se hará, no se puede actuar, no se puede fingir, y más bien la palabra endulzar, para que muestre, para que se diga, para que se mambee, así sea por estas vías, por estas vías tan etéreas, que en algún momento encuentran el viento y la piel que la recibe, cuando viajan, ya están dichas, ya están aquí puestas, y así mismo se hacen.

Miedo? Quien eres tu acaso?, quien eres que me cohíbes de gritar y de maldecir, quién eres?, el temor será la prudencia, el tacto, algo así, no es moral, no es tapujo, porque este momento es para decirlo, para explotarlo, para purificarlo, en millones de partículas que se vuelan sobre el aura, en la conexión que sabe el fractal de la energía, a esa palabra que se aprendió, y que se descubre cada vez que se vive, cada primer y último día de la existencia, cada minuto, milésima de tiempo, es ahí, donde se sabe quién es quién , donde se escoge a los que lo hacen, y se rechaza a los que repiten, hay perdón, hay perdón, pero debe haber acción, debe haber restitución de la energía, no quiero venderme como víctima ni como victimario tampoco, pero desde aquí pido perdón a todas las personas a las que alguna vez falté, lo hago porque creo que huir no es la salida, la voluntad es creación  y el destino solo es de Dios, yo manejo la nave, pero el camino lo abre el que me ha dado este timón, el que lo ha puesto a planear desde lo alto, y me enseña que en el detalle, de la palabra y de la obra es donde todo se hace, todo sucede, no en esconderse, no es afligirse, no es deprimirse, es en el misterio del perdón, perdón, perdón, amor y amor, solo es eso, no es más que hacerlo y ya está.