viernes, 9 de mayo de 2014

Volveremos, volveremos…



Volver a jugar al fútbol, correr detrás de un balón con toda la potencia que el cuerpo da, ser sacado de cuquita, con driblin por la izquierda, o por la derecha, que importa ser burlado una y otra vez, que el delantero la toma, y tiene todas las de ganar, pero que va, si no se trata de ganar, sino de poner buen pensamiento, con fuerza y recreación. Con una pantaloneta de flores, con la camiseta morada que Ivan se compró pero le quedo chiquita, tenis Nike recién comprados, recordando aquellas melodías de los pollos, de las ñañas, del quinto malo y profesores, las gambeticas de Pablo Jeangros que le hizo por doquier no a Aurelio Gallo, sino a este el escribiente. Todo delantero ha soñado enfrentarse a un defensa de mi talla, conmigo realizaban sus sueños de cabriolas, mamolas, juego del bobito, cuquita, taquito, caidita y la risita, para rematar con un balón cayendo justo en mis testículos. Muy bien la pase con el Falconi, el Jasso, el Toño, el Cesar, el Victor, y el pablo…, ya vio man que si se puede, que no se debe ser presumido, ni otras cosas que viniesen por caminos que no engrutan en el sabio entendimiento de lo que es vida, aun así imitándose, aun así, diciéndose, que la cosa sigue y viene andando, que se forma buena, y que promete tener color. 

La varianza del tren submarino.



Las mañanas traen mucha luz, cuando se trata de entender, y aunque no sea la mejor hora para invocar, si lo es para encender. Como así? Aurelio Gallo dice que cuando se madruga tempranitico en la mañana se combate la pereza, y esto es bueno, no por lo productivo que se pueda ser, sino por amoldar al considere somniferico una pizca de inquietud, y de ver en sueños lo que en la mañana se resuelve, por ejemplo anoche soñaba yo con un tren, que a principio de siglos era usado para viajar entre Estados Unidos y Colombia, y que además viajaba por el fondo del agua, como hacían para respirar? Me pregunté en el sueño. En esas abrí el ojo, eran las 4 30 am, me desperté inquieto queriendo comprender como los pobladores de esa época viajaban en un tren por el fondo del mar, me levanté y repase las lecciones de estadística que el profe Hugo nos ha dado en estos días, analice medias, varianzas, de muestras independientes, como esperando comprender por ahí como es que hacia ese tren, pero no llegaba, no, no lo hacía, ya estaba despierto, y la racionalidad numérica no me ayudaba, entonces fue cuando mejor preferí no buscar más y dejar que solito se encuentre la respuesta a través del suceder de las letras que no tienen ninguna racionalidad. Pruebo esto, pruebo lo otro, pero en los sueños todo es posible, ahi no hay intervalo de confianza, ni desconfianza, hay solo esto, que se conoce como la mismísima veracidad del decir y de lo que en un puff, entre el pienso y hago, que suaquete que sucede, y el tren viaja por el agua y ya está, y como es además posible, que a principio del siglo XX había en Colombia un tren que hacia eso, y ahora ni un tren hay, eso es una insensatez.