sábado, 8 de mayo de 2021

Antes de hacer yoga escribo...

 Antes de hacer yoga escribo, reencontrarme con la voz, con lo que construyo o pueda inventar, hacer el esfuerzo y no escabullirse en las aguas de lo que se hace porque se hace y no se sabe porque se hace, cuando esto es lo que es. Resultase que en estos momentos de pasar los días jugando con Tomi y Abril me doy cuenta de lo afortunado que soy. De compartir este tiempo con mi familia, en una convivencia bella, siempre amable y llevadera. Siendo así mis días desde que me levanto y hasta que me acuesto, después de ver piratas, dragones, universos, agujeros negros y pj masks revolotear encima de la imaginación de Tomi, a veces no llego a entender lo que estoy viviendo, me obnubila esto de ser papa, de ser quien imagina a un hijo bailarín y matemático, lo digo de manera metafórica por supuesto, nunca literal, porque te libero hijo mío de mis expectativas, de lo que yo me imagine que eres, se tú mismo, siempre, eres bendecido.

Y mientras tanto Abril hace sus primeros pasos, ya corre, se ha pegado en la cabeza, debo ser más precavido con eso, cuidarla, no transmitirle mis miedos, sino darle la confianza y la destreza para irse comportando de manera más autónoma, por ahora corre corre por aquí y por allá, saludamos a Jack el perro del vecino todos los días, el único ser que logra calmarla cuando llora con sentimiento.

Dale, dale, dale, dale, dale...

Se intenta, se mantiene el sí, se permiten los cambios, las salidas, recambios, lesiones, y se sigue jugando, aunque quede solo en el juego. El vacío aparece y la emoción arrastra, a saber y meditar, aceptar que no todos tienen porque aceptar, a no sentirme mal cuando estoy solo, por enésima vez, como muchas veces lo he estado. A veces me pregunto cuando salen las cosas, cuando fluyen, porque la mayor parte del tiempo surgen obstáculos, esto o lo otro, que sí, pero no, que no pero si, que lo mismo pero diferente, que en esa estamos pero ya no estamos. Quizá es el aviso de algo que tiene que pasar, de oprimir el botón, de emprender el camino una vez más.