jueves, 7 de junio de 2012

Las aguas están cercas,


El Rio Putumayo esta acá no mas, no ha dejado de crecer y ya tiene viviendo lacustremente a varias familias, quienes por fortuna han sido lo mas precavidos y el agua aun no llega al interior de sus casas, logrando estar secos en lo aguado. En fin, cuando las aguas están cerca, en Tarapacá, la cosa se pone como un excursionista que siente un ser vivo venir a su campamento, a veces con las dichas, a veces con los miedos, el río se vive siempre como una invitación.
El agua hace un montón de cosas curiosas, demasiado lo muy graciosas, como los puentes de madera hechos para circular, carreteras de un vertiginoso viaje que incluye alta pericia en el manejo de equilibrios, y un fototropismo propio de  los gatos. Los urbanitas simplemente morirían, y más aun, harían lo posible por hacer retroceder al rio, y no invitarlo a ser parte de sus latidos, ni de sus sentimientos.
El rio está vivo y es inclemente, así es él, y no se detiene a llorar si se llevo a algún pueblo o un ser humano, él sigue su curso, llevando agua dulce al océano y el océano es aun salado. Por el rio han pasado muchas cosas, que datan por allá, en tiempos en que por estas tierras andaban de parche unos tales manes Passe, Yuris, Omaguas, Tecuna, Jumana, Uayupi, Yacuná, Cauiari, Miranhas, entre muchísimos, y distinguidisimas familias que vivieron con el bosque amazónico por miles de años, descubriendo lo humano y lo divino, al Creador y a los espíritus.
“Son humanos!” Exclamaron quienes increíblemente aun discutían en los albores del siglo XV,  si los indios americanos eran seres humanos, se dice también, que obviamente estos cuestionadores de la humanidad de nuestros nativos, no dudaban que eran seres humanos, lo que trataban de averiguar era como hacerlos esclavos de sus caprichos.
Si hablaban portugués, entonces ya querían que todos hablaran portugués, los que hablaban español, también lo hacían, los manes del francés, y ni se diga de los del ingles, claros vencedores en el dominio lingüístico del mundo, y que pasaría si el mundo de repente, despertase una mañana con ganas de alejarse y el rio de acercarse, e hiciera que mucha gente quisiera hablar Uitoto, o Bora, o Ingano, es posible que algo asi de repente explote y se vuelva lo mas pinchao, in, por allases en las Uropas o en las Yunais, porque no? Estoy seguro que algo asi podría pasar.
Cuando el rio se acerca todo se ve mas claro, la luna asoma y brilla aquí no mas, su aro de luz da lumbre a los caminantes de la noche, a los cazadores, a los navegantes, y a los mosquitos que salen relamiéndose por el pedacito de piel del cual van a robar un poquito de sangre con un molesto picotón. Venga que no se sabe que pueda pasar.
A las fronteras Colombo-Peruano-Brasileras, ha llegado un visitante, habita la parte baja de la casa, trae pececitos de colores que divierten a los niños, enormes juegos con saltos mortales desde los arboles. Como este escribiente es un urbanita, se ha venido a la parte alta del pueblo, a donde el agua aun no ha llegado y los moscos tan solo vienen por la vista, y a hacer pocas tareas, aunque no faltan las ñañas que vengan a hacer una parranda de picotones barranquilleros, o zumbidos de pastusos.
Ir a las bodegas de Terpel, es prácticamente un paseo en bote. Bizcocho, un hombre blanco, colono,  vive en el puerto y con tan solo un ojo aun contempla el mejor atardecer, al lado del rio, esperando algún navegante que solicite del preciado liquido del combustible. A este hombre le dicen Bizcocho porque es tan blanco que en una tierra de indígenas resaltaba por su blancura de bizcocho de panadería, otra importación de la cultura de afuera.
Mucha cosa ha pasado en los ríos. El acercar de las aguas es un sinuoso mandato de las turbulencias del centro, produciendo remolinos del tiempo que cambian la historia, enseñan a estar y también a amar. Algunos cacharros o sucesos  es mejor no recordar, y  que por agradecimiento se duda si se deban traer, sea lo que sea, el rio es una escuela, es un sensor, para quien todo es mojadoso. Venir el rio provoca deleitarse con los mas exquisitos manjares de la aduleria, para decir que el rio es el Rio, y esas cosas de filosofía, el rio juega juegos del consciente y de los inconscientes, es un medio lleno de espiritus, y elementales, dueños sabedores y poseedores del conocimiento tradicional, un pasado sagrado.
Un legado que se vive, y que se siente, se demuestra y se usa, se olvida y se recuerda, hoy en la reunión, Elisidi hizo su presentación en Bora, conto a sus compañeras sobre quien es ella, y a todos los que estábamos presentes, eso creo, al menos sonó todo muy dulce, cuando el rio sube, la energía debe hacerlo, haciendo imperativo ese grito de batalla que dice: no temer a las misiones que pone la vida, cumpliendo y haciéndolo!