lunes, 21 de diciembre de 2020

Moñona

Ya había aparecido antes, aquella visión, en una lata de cerveza, con tres muñequitos tomados de la mano. Días después la cosa se olio cerca, comprendí que la intuición no falla, y que cuando se sabe que perder es ganar, extrañamente es cuando se gana la partida. A la fecha, no puedo decir que he sacado la figura, tan solo digo con humildad que ya gané, y así no haga nada, ya todo está hecho. Solo hay que dejarse llevar, para que el en el espacio tiempo indicado por la alienación astrológica suceda. Porque así es la vida, la psiquis empieza a enviar ondas de señal, la puzanga, la que se adquiere con el pico del tucán, o con el chundú, es real, empieza a funcionar como imán y cada pensamiento que se tiene llega a su respectivo receptor. Es extraña esta misión, pero la acepto, de alguna manera estoy llamado a realizarla, siendo observador, pintor y modelo de la obra de arte, que reunirá a los personajes, para que den lo mejor de si sobre el escenario, para que lleven a cabo aquella improvisación a la cual no le conocemos contexto, quizá ni los actores, pero si sabemos su número: tres. La plataforma, o prol, puede ser algo asi como, "en el billar". Una bola le debe pegar a las otras dos, pero primero debe llegar a una y luego a la otra, darle a las dos al mismo tiempo es un error de la física. Y así lo hace, sale y pega a una, la impulsa, para que esa llegue a la otra, pegue en la banda izquierda, quizá en la derecha, y después de muchas vueltas por fin: moñona.

La ilegalidad de las drogas

Se muere más gente por la ilegalidad de las drogas que por las mismas drogas, hay más crímenes por la prohibición de la cocaína que por inhalar cocaína, hay más hogares destruidos por la ilegalidad de la heroína que por chutarse heroína. Blanco es y gallina lo pone. El problema mayor es la ilegalidad. Yo sé que esto suena a que me he vuelto drogadicto y que necesito legalizar mi vicio, pero lo cierto es que lo que digo es tan terriblemente verdad que no puede ser aceptado por los mismos que ilegalizan una actividad para lucrarse de ella: ejércitos, bandas criminales, guerrillas, armas conseguidas con dinero de la droga son usadas para perseguir a quienes producen, distribuyen y consumen las drogas, esto no tiene sentido. El día que los cocainómanos del mundo tengan derecho a recibir un producto hecho bajo todas las especificaciones técnicas de salud, controles e impuestos pertinentes, solo hasta ese día, habrá paz en Colombia. Por ahora, cualquier tipo de acuerdo de paz no es más que una pacificación temporal, nunca será la definitiva. Y no creo que legalizar sea la cura definitiva a la violencia, pero su grado de efectividad puede estar rondando el 80% de la violencia que vive Colombia. Si la quieren bajar, háganle, que llegue a 50%, igual es un chingo.