jueves, 14 de noviembre de 2019

Sobre "La serpiente sin ojos" y "El país de la canela" de William Ospina


¿Qué se siente encontrar a una persona que no ha sido imaginada? Un día cualquiera ver algo que no se puede "ver", como lo habrán sentido esos pueblos de la tierra de omagua cuando un día unas barcas bajaron por el río Amazonas, hijos de otros dioses, parte de otro reino taxonómico. Una curiosidad infinita por saber más sobre los extraños crece de lado y lado, y con ello el encuentro, como el vivido por los testigos nativos y las tripuaciones de las expediciones de Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, ese que William Ospina relata en La Serpiente sin Ojos. ¿Qué ocurre en esas interacciones? ¿Qué tipo de códigos empiezan a tomar parte de la cotidianidad de unos y otros? ¿Cómo puede cambiar el destino de los pueblos cuando se encuentran? ¿Cómo es que se llevó a pueblos enteros a seguir la ruta de esos seres que bajaron un día de la montaña? Cuenta Ospina cuando se refiere a esos indios amazónicos que un día llegaron a los pueblos “controlados” por el imperio español:
 Viajando por el interior del reino había hecho contacto con dos indios brasiles que sobrevivieron a la travesía por el río. Yo sabía ya que un año atrás había llegado al Perú, por los ríos del oriente, que corren más allá de los peñascos verdes, todo un pueblo de indios navegantes. Afirmaban haber viajado diez años, aguas arriba, desde la provincia de Omagua, remontando en canoas las corrientes adversas, en medio de grandes penalidades, para venir a buscar las montañas”.
Así lo imagina William Ospina en su trilogía que envuelve la forma como sucedían esas grandes expediciones por los cerros de Ecuador y de Perú, hacia la gran selva, a la serpiente sin ojos, novelas históricas llenas de datos, poética y drama. Con su narrativa se escribe la posibilidad de imaginar la historia, como una experiencia que se vive desde adentro, la obra de Ospina puede ser denigrada como fuente académica para quienes practican un puritanismo teórico del cual no pueden escapar so pena de creer equivocarse, pero para mí, eso es lo más importante, integrar la historia a la imaginación, permitirse soñar, vivir la experiencia como integradora, capaz de revelar algo que tenga sentido. Ospina a mi modo de ver escribe novela histórica, literatura, eso le da una licencia que pocos humanistas y científicos sociales pueden darse, que es la de imaginar por el mismo objeto de imaginar, y si se quiere, nunca aterrizar. A los otros se les pide que hablen de procesos, interacciones, sistemas, complejidad, como una búsqueda inalcanzable de querer definir de manera racional a la vida, al fin y al cabo, ¿para qué?