martes, 29 de octubre de 2019

Te espero

Creí que no iba a pasar, que la autopoiesis había llegado a su fin, que la biología cambiaría su sentido. Pero no, y como en una historia de lo inesperado se vino la noticia. Ya viene un "nuevo" ser, que sin saber aún su sexo no me atrevo a nombrarle, pero se que estas aquí, que escuchas nuestros corazones, risas y conversaciones. A ti te saludo, y te ofrezco todo mi amor, que tu paso por esta vida venga lleno de luz y senderos abiertos, que el amor sea tu compañía y los ángeles te protejan, a ti, que estas en la barriga de Paulis, te esperamos....aqui esta Tomás, tu hermano, aprenderás y aprenderemos juntos. Se vienen tiempos interesantes, se respira la vida y mi cuerpo esta como embarazado, te siento cerca, hablándome todo el tiempo, conjuremos lo mejor, que la abundancia este con nosotros, que la vida sea algo divertido, algo serio y menesteroso, te espero bebe, que Dios te bendiga por siempre. 

El Pascuero, Basurita y el Cítrico

De un cuento se hicieron y así mismo nacieron, de un momento inspirado se hizo lo esperado, de una mirada cómplice y una risa a carcajadas, de muchas horas de impro, pensamientos cruzados, de corazones que arden…de eso, y mucho más fue que un día aterrizaron: Basurita, el Pascuero y el Cítrico. ¿Quiénes son? Nadie lo sabe, por eso hay que darles vida. Basurita puede ser un poco el flaite, el que no tiene modales, puede ser achicado, agresivo y engreído, pero también es alguien de un gran corazón y un buen consejero cuando se trata de soltar algo que no sirve. El Pascuero anda en un caballo, en una carroza, va diciendo arengas y todo lo que piensa, no le importa ser imprudente, a veces hasta grosero, es franco y honesto y puede ser un héroe si la suerte asi mismo se lo permitiese. El cítrico es un ser contradictorio, que juega con lo inentendible, que le gusta el absurdismo y puede ser terriblemente mordaz, habla solo, dice cosas enredadas, entre estúpidas e inteligentes, el cítrico es rechazado por la gente normal y apreciado por los locos.

Entropía del Abyss


El tiempo es irreversible, no hay forma de traer la entropía, por eso se llama así, porque se libera por siempre. No sabemos mucho de la entropía, la podemos probar en un experimento, ejemplificar mediante un mecanismo, pero no sabemos nada, porque lo cierto es que no hay conciencia que traiga lo que pasa del Abyss, lo que está más allá de donde nadie ha vuelto para contarlo. Los mitos dicen que sí, que personas murieron y volvieron, que enseñaron a los vivos, que les devolvieron la esperanza en un mundo sin aparente sentido. Morir es vivir, y eso aplica literal, lo que quiere decir que la entropía es irreversible en el tiempo que vivimos los humanos, pero no por ello podemos creer que es energía libre de generar algún otro proceso vital. Esto lo saben los biólogos muy bien, quienes estudian la física y química de las cosas, de los fluidos e intercambios de información, de los pedazos de vida que contienen la clave de todo lo que somos. Pero de la muerte no sabemos nada y a pesar de que sea el único destino compartido por todos los seres vivos es increíble lo ignorantes que somos de ello, pero lo que más nos hace ignorantes de la muerte no es no saber nada, sino creer que esa dimensión es ajena a esta en la que estamos, como si todo lo que se hiciera bajo el sol fuera solo de la incumbencia de quienes estamos bajo el sol.

Arde Chile


Arde Chile, el mejor país de Latinoamérica, la mejor economía, pero arde y la gente se ve puterica, indignada. Para quien viene de un país en cenizas, que nunca ha ardido porque ni siquiera ha nacido, es difícil entender todo esto, pero ahora hay toque de queda, estado de emergencia y los militares patrullan las calles buscando a la gente que este caminando, son amarrados, tratados como delincuentes, el señor que sale a la tienda, la polola del vecino que se le hizo tarde, el joven que no ve noticias, esos son los que están amarrados. Eso nunca lo había visto, yo, un colombiano, que, aunque nacido en una burbuja, me he topado con el miedo y la violencia varias veces, jamás imaginé vivir estas cosas en otro lugar, menos en Chile.