sábado, 27 de junio de 2020

Universos

Veo la pantalla del computador, me recibe con una imagen del cinturón de la vía láctea, como el que vemos desde la Tierra, veo sus partes oscuras y me pregunto cómo será la estructura de lo que llamamos universo. Pienso en la materia oscura y los agujeros negros. Me los imagino como no lugares, espacios más parecidos al del “donde nuestros señor botó lo cicla”. En el agujero negro hay una fuerza de gravedad, es de un tamaño inimaginable, millones de veces más fuerte que la del sol, es un succionador de luz, a consta de algo preexistente, el polo gravitacional negativo. Me lo imagino como cuando Atreyu llego donde la nada, esta ahí pero no se le puede llegar, al menos en esta dimensión, o hasta donde me alcanza la imaginación y el intelecto para pensarlo. El polo positivo son los agujeros negros, esas masas que se estrellan, y crean una especie de inversión energética, una explosión de luces, colores, puntos de fusión, momentos congelados, la oblicuidad más radical del espacio, tiempo, y todo lo que se pueda uno imaginar en todas las relatividades físicas del universo, las descubiertas y las no descubiertas. Los puntos más oscuros están ahí, señalados por el no-vestigio de polvo cósmico, pedazo de materia, o cosa que exista. Entonces se ha llegado, se ha atravesado el punto, y se entra a otro universo. Esta operación se puede repetir cuantas veces existan esos puntos de gravitación positiva y negativa. Universos, nosotros vivimos en uno de esos, hay una cantidad muy grande ¿cuantos serán? Eso tendrá que decirlo la probabilidad.