lunes, 7 de julio de 2014

Sobre la timocratividad.

La magia de esta ciencilla está en la capacidad de sentir tras un lenguaje que decodifica lo invisible en idioma visible. Una herramienta muy poderosa y de búsqueda, de estudio, pero sobretodo de sentido. Un trampolín impredecible directico al mar de las infinitas posibilidades: el de la timocratividad.
Pero que es la timocratividad? Hace pocas clases aprendí que la timocracia es un concepto que existía por allá en Grecia, que lo usó Aristóteles y muchos otros seguramente. Era un gobierno donde supuestamente el poder era plural, repartido entre los más virtuosos. Quizá estos griegos pensaron que algún día tendríamos un presidente artista (algo así como Swashnegger) . ¿Quiénes son los más virtuosos en una sociedad? Saber eso no es tan difícil, lo difícil es que una persona virtuosa crea que lo es.
La política es más un oficio, que alguien tiene que hacer y ya, no importa que no sea un virtuoso para la música, o para la poesía, esas son historias detrás del cajón, importantes por supuesto, pero no para ejercer la política gubernamental. En un dominio timocrático se ejerce la timocratividad, pero si esta se corrompe se convierte en democratividad. Cuando la timocratividad se ejerce se está conjugando el verbo de timar. El timo es una glándula, alrededor está el centro energético del plexo solar, el que se encarga de recibir la transmisión para irradiarla en el resto del vídeo.

La timocratividad es seguramente una ciencia que se puede hacer práctica de algún modo, sino no se la hubiesen inventado. En muchos lugares se hacen intentos heroicos para que esto vuelva, constituyendo consejos de ancianos con funciones de gobierno y peso político en las decisiones, algo así como que para ser del congreso hay que ser por lo menos 60 años old. Mientras eso sucede, un timócrata verdadero, dispuesto a dar todo por su organización debe dedicarse al cultivo de la virtud como único afán a alcanzar en su vida, no hacer cosas tan pendejas como escribir manuales de timocratividad.
Pero la timocratividad no es un concepto que nace en el aire ni por arte de magia de un teórico de la posmodernidá…porque a este lo preceden los timos del recreo, la presentación de Aurelio Gallo, y mucho mas adelante el timito, pasándose luego por las huestes del guaimaron timador. En el centro del timo esta una mañana cuando en el hueco de los cigarrillos en el Colegio Refous me fue transmitida la información por William Lozano, un niño del colegio al que le gustaba el metal. El timo fue un universo absolutamente nuevo, todo lo que uno pensaba, imaginaba, creía, todo era un timo.
Patriarca de esta historia es aquella fábula sobre quien descubrió el maíz pira y la teoría de la letoquitidad, esa que se nos manifestó esa legendaria tarde en un bar cerca a la U de los andes observando al mismísimo Fiori actuar en sociedad…Algo grande comprendimos, recuerdo la sensación, aunque difícilmente recuerdo que fue, y que bautizamos como la noletoquitis.  Asi la recuerdo yo, el comienzo de otras majas aventuras que ya saben muy bien por los cuadernos de colores de las australasias.
En fin, la tía y Harold van a saltar en una pata cuando sepan esta noticia, la timocracia abre una ventana de esperanza en nuestra organización ASOTIMATA, célula revolucionaria y siempre presta para grandes misiones en latitudes inimaginables… en lo infinitamente desconocido.