martes, 21 de octubre de 2025

Casi pierdo los dientes

 Semilla 7 (3.10 del 2007)


De esa ronda que se da por el pueblo, buscando lo que no se me ha perdido, por poco pierdo los dientes en un encuentro con unos ebrios aborígenes. Resulta que andaba por ahí, pensando en terminar las vacaciones de la papa, cuando unos cuatro de ellos me pidieron “la laita”, o sea, el encendedor. Les dije: Sorry, I don’t have a laita.

Reconocí entonces a varios de ellos. Uno había estado aquella noche tratando de conquistar a la chinita con canciones de Dimmu Borgir. Yo le dije: “¡I know you!”, y enseguida se paró y me dijo: Where are you from? Le respondí: “Colombia”, "I'm aboriginal". Luego me preguntó: Do you want to fight with me? Colocando su dorso desnudo y sus manos en posición de ataque. Le contesté: I don’t want, 

Que llevó a a ese grupo de aborígenes a retarme? No lo sé, pero su posición temeraria hacia mí no me asustó, olía que estos adolescentes aborígenes eran nobles y que no me harían daño, supe que eran mansos, que estaban ebrios haciendo estupideces, eran adolescentes y jóvenes. Además, confiaba plenamente en la mano de hierro que había curtido colgando racimos de plátano en una granja en Tully, con Mohamed, mi compañero de trabajo, un paquistaní que un día me defendió de unos australianos que también querían darme en la jeta. 

Nací y crecí en uno de los países más peligrosos del mundo. Fui presa de atracos y peleas callejeras, encañonado alguna vez por los paramilitares.  Cómo temer a la fuerza bruta de unos pobres confundidos, a quienes solo la compasión devuelve lo que la historia les arrebató.

Todo eso sucedió porque me tomé dos tazas de sopa, una sopa con banano verde inspirada en sopas de las tierras de Colombia. Y para bajar tan delicioso manjar, salí a dar una vueltica, a encontrar —una vez más— lo que no se me había perdido.

lunes, 20 de octubre de 2025

El cuento escarba sobre su propio cuento

2007

Cuando el cuento escarba sobre sí mismo —decías—, en el reino de las Cucunubainas, es cuando el cuento realmente trae cuento. Escarbando en páginas anteriores se abre ante mi mente un caos de ideas venidas desde ángulos que oscilan entre cero y trescientos sesenta grados. El cuento empieza entonces a transformarse en espejo de su propio cuento.

Es posible encontrar un sinfín de fugas que hacen pensar que aquí no hay escribiente, sino más bien un “destiniente”: alguien que nunca puede fugarse de la idea de que todo es parte del mismo cuento. Por lo tanto, y en conclusión, no existe cuento que no incluya y sea incluido en otro cuento.

El cuento al que refiere el escribiente no es más que aquel que se menciona en tierras caribeñas colombianas, de donde surgió su mito más reciente: Cien años de soledad. Se refiere al suceso como algo más del cuento, y por lo tanto, le pertenece.

La vida, al fin y al cabo, no es más que una serie de cuentos que remiten al mismo cuento. Es la metáfora viviente que nos convoca a todos a vivir, desde el mismo relato, nuestro propio cuento.

Poema Rap

Tormenta 12 Luna Galactica 20 26.02.2010


¿Quién más puede hacerte creer que eres la más fea,

que el que te vende la crema para la belleza?


¿Quién más puede hacerte creer que el sol es tu enemigo,

que el que te ofrece la crema contra el sol?


¿Quién más quiere hacerte creer que no existe la esperanza,

que quienes venden promesas de salir de la pobreza?


¿Quién más puede hacerte creer lo que tú mismo te has creído,

y ahora arrepentido te das cuenta

que pobre nunca has sido?


Despierta y date cuenta:

todo se te ha dado,

estás vivo y eres hijo

de esto que te digo.


La vida no es riqueza,

la vida no es pobreza,

y aunque se sienta la aspereza,

hazte como la naturaleza.


Un mundo está muriendo,

uno nuevo está naciendo,

tú decides desde ya

cuál estás haciendo.


¿De qué nos sirve tanto libro?

¿A dónde van nuestras ideas?

Salir de la ignorancia no es saberlo,

es hacerlo

... transformarse con firmeza.