domingo, 2 de noviembre de 2014

Escrituras apocalípticas.

Un recurrente efecto de la escritura y de la oratoria, es el de emplear tácticas enunciativas que pongan en falta al emisor hacia algo abstracto, superior y profundamente interno, hacer sentir el llamado, crear la estrategia de producción de la creencia, bajo un esquema de signos dispuesto de forma tal, que la única forma de leerlos es leyéndose así mismo, personalizando la señal. Más le vale a un religioso o a un científico ser reconocido como profeta que como escritor, la realidad objetiva solo causa influencia cuando la información se transforma en simbolismo. Para el religioso no solo es importante contar una historia, ni para el científico es suficiente con un diagnóstico de resultados, el sentido de los hechos develan un misterio, anuncian tendencias o marcan caminos para actuar, como narrando una historia que se vive en el mismo momento. Este poder es bien conocido por los sacerdotes y estudiosos de las sagradas escrituras, es el poder que establece una matriz de creencias, capaz de reproducirse y adaptarse al curso del tiempo. Para algunos lo apocalíptico no es más que un estilo literario, estimulante y fuertemente adictivo, pero para otros, la misma escritura es el objeto de la adivinación profética, porque mientras se hace, se puede llegar a sentir que no es la razón, ni el pensamiento de la persona la que lo hace, sino un espíritu que llega y profetiza. 

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