lunes, 7 de enero de 2019

Disertaciones de la vida en Tarapacá.

Hace unos cinco o cuatro años viene andando la nocturna, como se le conoce al bachillerato que se cursa en Tarapacá en horas de la noche, con una serie de módulos diseñados de tal modo que hacen del bachillerato una aventura no tan larga, pero sustanciosa. Me di cuenta en los inicios que señoras como Adalguiza, Trinidad, Doña Lola, Verónica, asistieron a clases, todas son entre los 50 y 70. 

Cuenta Jonatan que cuando su tía entró a estudiar a él le pareció extraño, pues en su cabeza no se había borrado el día que decidió no volver al colegio e irse a trabajar en madera. Vivió en el monte un año, conoció la plata a la edad de 14 años. Cuando cayó el negocio de la madera Jonatan, quien no quería ser una carga para su mama, evaluó las opciones que tenía a su alcance: la minería? La coca? No, prefirió unirse a ASOAINTAM. 

Dice que asi empezó a aprender, en los espacios que se abrían entre los mambeadores, con la asociación y las entidades del Estado. Hizo el diplomado de Amazonia Viva que promovió Victoria, cuando le dieron el diploma, quizá se le pasó por la cabeza que había pasado de quinto de primaria a ser un graduado en liderazgo indígena. Y que seguramente ya era hora de volver al colegio, a quinto de primaria. “Hagale... que usted lo que esta es joven, míreme a mi toda arrugada y me voy a graduar" -decretó su tía. Entonces se fue a estudiar y en tres años terminó, fue el mejor alumno, con el mayor puntaje en el "Icfes" (Saber, ahora). 

Me cuenta Jonatan que hay dos clases de alumnos, los que sienten vergüenza a la hora de comunicarse a un público y los que no, los primeros son los vistosos, de los otros no se sabe nada. Y dice que ese es el problema de Tarapacá, porque es lo mismo que se observa en las reuniones, las personas temen hablar, pero no por sus ideas sino por cosas tan infantiles como el miedo a la burla, o a estar haciendo algo mal. Esto es psicológico, dijo hoy en la partida de ajedrez. 

Pero también resulta, que en el espacio cultural de Tarapacá también son escazas las alternativas de desaburrimiento para los jóvenes, que hagan otra cosa diferente a estar por ahí, sin hacer nada. No todos tienen las mismas habilidades para el discurso, otros seguramente son hábiles rapiando, otros dibujando, actuando, bailando, o cualquier otra exploración del lenguaje. La vida política, asi como la vemos es terriblemente aburrida, todo lo que pasa, pasa de la misma forma, es un escenario montado, que acepta todas las piruetas del discurso, pero no de los lenguajes, por eso me vuelco hacia la expresión estética, al mensaje sutil y contundente que el arte y el juego pueden ofrecer. 

Quizá esa transformación que necesita este pueblo pasa por ahí, en la posibilidad de expresarse y ser si mismo, en no temer por lo que se piensa, en atreverse a proponer algo diferente. Eso ya lo había escrito hace años en este mismo lugar, las opciones para que la gente se divierta son cerveza, cachasa….la discoteca, la música a todo volumen, y a lo sumo, el pool. Las fiestas tradicionales son muy raras.

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