lunes, 19 de septiembre de 2011

Si no se divierte el divertidor, realmente se logra la diversión?


Entre las cosas chistosas que ocurren en las ciencias de la vida, está la de la escalada hacia el propósito, resultase que al principio, cuando la revelación se da, bajan esas entidades que muestran cada una de las partes del rompecabezas, tienen rostros, juegos de elementos, significados, se encarnan en personas, en los libros, en la mente, en el silencio, en los tropiezos y encuentros, se hace tan fuerte la aparición, que de visión pasa a volverse obvio, la emoción y el miedo siempre van de la mano, se requiere ayuda, devoción, un punto divino, pero en los albores de la historia aterrizan otras voces, las del ego, las que dicen que no se puede, que no hay manera, que quien dijo que esto o lo otro, la duda que aconseja dormir en las amañadoras aguas de la normalidad, y asi empieza la lucha, que es a muerte, y se libra todos los días de la vida.
Empieza la cosa, con un aguacero de sorpresas y buenos momentos, la seguridad abunda y todo se hace: sorpresas, impresiones, agradecimientos, el sartén esta tomado del mango y nadie se lo quita a uno. Pero al mejor panadero se le quema al pan, y es cuando renace el momento mas cruento de la lucha, el error, la posibilidad de equivocarse, y la reflexión de que pase lo que pase, no hay errores, solo en el cuento humano que los ve, aquí se debe rescatar la verdadera conexión con la energía, para levantarse fortalecido, y seguir el curso con la cabeza arriba. El camino al perfeccionamiento de cualquier arte viene acompañado de pruebas duras, sobre todo en lo que respecta a la imaginación propia del creador, que trata por un lado seguir la energía y viajar con ella, mientras por otra se avergüenza y busca refugio en los viejas barricadas, a donde supuestamente no entran las balas, pero si entra el viejo contrincante de todo este cuento, el propio ego.
En fin, pareciendo todo esto un cuento de aciertos y desaciertos, realmente no lo es, pues el camino que se recorre previamente ha sido trazado, y solo se recuerda en el justo momento que se esta viviendo, por eso nada puede separarlo, nada puede enajenarlo de lo absoluto, asi todo por dentro se retuerza y no se vea, a veces ni se goza, lo que es normal, pero no aceptable, pues si no se divierte el divertidor, realmente se logra la diversión?  

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