viernes, 28 de marzo de 2014

Que no hay partido mal jugado.

En algún cuento se viene esto escribiendo, en alguna línea saltando, y en otra no mas que aconteciendo. Cuando las cosas se conjuran y de repente se han de suceder, es cuando la luz se apaga y se abre el telón apareciendo solo ante el escenario, mirando fijamente a cada uno de los personajes, sin público no hay función. Pero a que iba eso, no sé, a pues bueno,  rueda la bola, y comienza la jugada, pasecito acá, pasecito allá, ojo con el delantero que se le vuela, achíquele  el espacio, suéltela, manéjela, tranquilo, y todo eso, si, así es y se vienen entonces los quiebres de escena, las pasaditas de saliva, y un extraño sentimiento de melancolía por haber olvidado lo que se estaba pensando, pero en fin, recoge la mochila y sale del partido, no pasa nada corriendo detrás de un balón, entrando en una red, no le gusta, no,…. algo diferente debe de probar su curiosidad, insaciable y satisfecha al mismo tiempo. 

Metiéndose en la escena propia de la conjuración, resucitando de la tumba, y jugando con valentía y decisión cuando ha de ser el menester, que si la tocan por acá, o hacen cuquita, o sacadita de taquito, qué más da, si correr detrás del balón con esmero y dedicación algún día traerá el balón, la esfera perfecta del encuentro en el centro, en el corazón del humilde aspirante, al que da como 500 veces cuando le pidan por 200 veces, asi tan solo llegue a 50 veces, que importa, si se es honesto en el intento, vale. Pero la cosa no se puede quedar ahí, o acaso, a quien le gusta correr detrás de algo sin saber ni siquiera porque lo hace, como si fuese lo único, o más divertido que haya pa’ hacer?, a las afueras de la cancha, un universo se le abre, un enrejado de personas conectadas. Cada quien está en su película, quien sabe cómo descifrar eso tan complejo, y ahora la melancolía no se da por el pensamiento, sino por el recuerdo, de imaginar quien es, o que no, quien fue, quienes fue…, mira para atrás y se acuerda del aquel valeroso refrán, que dice no mirar hacia atrás porque supuestamente trae cosas malas, afortunadamente solo fue para despedirse, y no salirse con orgullo, sin pensar en sus compañeros de equipo, para todos buenas vibraciones, buenos augurios.

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