Quizá morir se sienta así, un latido en el corazón que jala hacia afuera, un
encuentro con algo que nada puede evitar, una salida que no se espera. Lo que
no me queda claro es si es la propia muerte la que se siente así o la de otra
persona, o la de todos y todas, porque al fin y al cabo vamos a morir. Voy a
morir y tu también. Hoy es un buen día. Acepto el destino como llegue. Una
angustia constante la que me ha llegado en estos días, mi familia se hace
vieja, mi abuela tiene ya 93 años. Mi tía Sughem está en el hospital, es un
cáncer terminal, pobre Josefo, se va a quedar solo quien sabe cuánto tiempo,
pues es el más saludable de todos sus hermanos. Este dolor que siento es una
forma de decir adiós, un adiós que no le dije a nadie, un olvido anunciado que
también estaba escrito en mi camino. Como el de Juan Pablo, o como el de
Deborah, quienes también se fueron, con alguna memoria y una historia que pasó.
Los quiero a todos, a mi familia, a los De La Cruz, a los Nassar, me disculpo si
no fui quien quisieron que fuese, por no intentar algo más.
miércoles, 15 de enero de 2020
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