domingo, 12 de marzo de 2023

Chi

Que se traerán las huestes mismas del destino cuando decidieron por alguna razón llevar al escribiente a un destino lejano: Chiang Mai, Tailandia. No lo sé realmente, pero no es la primera vez que mi destino se ve atravesado por el Chi. Crecí en Chía, viví en Chiapas, en Chile, en Chiguayante, mi vida en parte ha sido una reminiscencia constante de lugares que me recuerdan los olores que sentí en mi infancia, en Chía, un pueblo cercano a la ciudad de Bogotá, en la sabana de los muiscas. Las aventuras se abren y nuevas fronteras conozco, que se hagan cosas mucho lo bellas por esas tierras, que se de buen fruto y comparta palabra de vida. Parto con mi familia en mi corazón, con la confianza que el viaje sea provechoso y algo bueno quede, algo que jale a ese reencantamiento responsable y realista de la vida, que se junten los corazones, que se afirme las voluntades para la regeneración planetaria. Vuela el águila y observa, no olvida los detalles y pone cuidado a su paso, viendo el ancho de sus alas y a quienes vuelan en otras direcciones, en otras líneas que se recorren. Bienvenido a este Chi, a esta energía vital, newen que guía y da fuerza a cada paso, al cruce de los mundos y la alegría del encuentro.

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