lunes, 12 de octubre de 2009

Que man tan guaimaron!!!

Definitivamente hoy no puedo escribir, busco una historia y no la encuentro, es obvio que por buscar no se puede arrancar pues lo que nace lo hace muerto, no se porque no encuentro una historia, será que deba yo contar la mia y nada mas, no seria eso muy presumido de mi parte? Puede que si, pero seria la única historia que yo podría contar, asi que empezare con una escena bastante usual de recordar: estaba yo en el parque de Chia, sentado en una banca esperando muy juicioso que Mateo y mi hermano trajeran plata para un helado, soplo un viento y una hoja de revista voló, estaba Amparo Grisales, en poca ropa y muy buena, mientras salía de mi inocencia viendo esa página de revista traqueo una madera y se vino abajo un árbol, justo encima mío, aun no entiendo como salí vivo de esa. Otra historia en que casi muero la tuve en Ocaña Santander mientras acompañaba a una caravana de izquierda recorrer una ruta que Bolivar hizo por alla en la época en que se dio en la jeta con los chapetones, pues píllense que con Juan un fotógrafo fuimos a fumarnos un porrito a una colina de ese bello pueblo, cuando nos devolvioamos dos hombres de jean y camiseta blanca nos llamaron, nosotros no entendíamos que pasaba y no hacíamos caso de su llamado, insistieron y al final optaron por mostrarnos sus armas y así si nos la creímos y caimos en sus manos. Nos requisaron enteritos y una pata se encontraron, el pecado cometido y encañonados nos llevaron, yo rece a Dios mientras en el taxi iba rumbo a algún pueblo que no sabía donde era, entonces en ese pueblo nos bajaron del taxi y en caminito alegre allí nos recibieron, uno chiquito me llevo a una pared con el arma en la mano y como que me iba a disparar, cerré los ojos y me despedí del mundo, te amo mami, papi y pi, hasta aquí llego Pablito que no mucho logro, y entonces cuando creí ya estar muerto voltie la cabeza y una recocha de paramilitares me encontré, ya todo estaba olvidado y de nosotros no esperaban mas que un discurso moralista de porque fumábamos de la yerba, y lo mas chistoso es que quien nos hablaba parecía periquero o algo asi, asesinos que regañan turros, que ironía de la vida esa vez viví. Otro cuento como bueno me sucedió con Daniel Ramírez en un recreo del Colegio Refous, resulta que volvíamos de la montaña después de escaparnos de la vocacional de comunicaciones, Ramirez me decía justo ya llegando al Colegio que nos esperemos a que tocaran la campana y la gente entrara a clase para salir, yo en cambio le dije, no hagámoslo ya, me hizo caso, bajamos, pasamos por el salón de cerámica, dimos un brinco desde el muro y nos encontramos cara a cara con Santiago Jeangros, infragantes y sin argumentos, el castigo fue dos días sin ir al colegio, mas que un castigo eso parecía un regalo. Otra historia de peligros y aventuras me sucedió con Mario, bajábamos del nevado del Tolima y calculamos mal el tiempo desde el primer campamento hasta la base de abajo, entonces resulta que el sol se oculto y quedamos en posesión de una linterna en bajas baterías, seguimos como si nada y un abismo nos encontramos, desviamos el camino y la salida no encontrábamos, sucedió que apagamos todo y en silencio nos quedamos, meditando un largo rato sin saber donde carajos nos habíamos desviado, entonces nos devolvimos y pronto corregimos, bajamos y llegamos y un vaciadon nos ganamos, que irresponsabilidad bajar de noche.

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