jueves, 9 de septiembre de 2010

La Fiesta.


Mira en la fiesta, en esa que te invitaron tus amigos, ahí adonde has caído por una cierta inercia ajena a tus deseos, pero que por cierta desidia propia ahora te encuentras, observa muy bien alrededor tuyo, mírate a ti misma y analiza, esta la gente verdaderamente feliz? Estas feliz tu? Porque entonces cuando pruebas la tercera copa te acuerdas de algo grandioso y lo traes a colación, lo cuentas con orgullo y lo pides con anhelo, pero aun tienes miedo de ser quien realmente eres, la ilusión y los espejos te siguen guiando, y el resultado? cual otra más va ser que siempre chocar, te lo digo porque a mí me pasa lo mismo, pero por alguna razón siempre estoy ausente de esas situaciones, y cuando no lo estoy trato de entender el porqué estar ahí, el saber que todo pasa por algo, y que la corrección del camino es siempre un recursos valido en nuestro destino. Caminar ocioso sin saber qué hacer, preguntas trascendentes que llegan y acosan nuestra mente, asuntos no arreglados del pasado que visitan el presente, luces que aparecen de repente recordando siempre lo maravilloso que se siente estar acá, perdido y alejado, de todos y por todos, dando la vida a cada segundo, en cada respiro, en cada deseo que se tiene, con tanta fe que alcanza y sobra para derrochar alegría y vida por donde se pasa, y es que es la decisión, es la voluntad de dar la vida por lo que da vida, de no dejarse arrastrar por la inercia y darse a lo maldito, a lo maldito que se siente estar en un lugar viendo a la gente sonreír y saltar como si estuvieran alegres, y en el fondo, saber que no lo están, que tan solo esconden su profundo miedo y tristeza y por eso sienten que deben mostrar felicidad ante los demás, porque no la tienen, no la conocen, o de pronto si, pero aun no les interesa tanto como para tenerla. En un rayo violeta que saco de mi mano, creo un cuerpo magnético de protección sobre mi espíritu, lo concentro y te traigo al centro mismo de mi intuición, levanto una oración a Dios y te envío el rayo, para que sea tu propia razón, guiada por el corazón la que te muestre la verdad, porque mis palabras aun son infundadas y carecen de peso, pero no soy yo, no soy yo, es lo que sientes ahora, hazle caso ahora, coge tus cosas, y sal de ahí, corre por tu vida, sálvala ya.

No hay comentarios: