jueves, 18 de julio de 2013

Serpiente del cananguchal.


Pegarse unos sustillos, apreciar un encuentro culebristico en medio del pantano y bajo la lluvia, con el cananguchal al lado como puente, y con el ángel que llego cuando ya era presa de la serpiente. Tenía la cabeza café y llevaba la mirada puesta en la orilla, no esperando nada más que llegar al otro lado, pues al parecer ya había sido merendado un ratoncito, una guara u otra cosita, y que tenía ganas de hacer la siesta, mi estimada serpiente café, desde acá te cuento que me asuste, y que le agradezco a Dios mandar sus emisarios en los momentos mas oportunos. Y entonces estando en medio, buscando pasar como un héroe el pantano caminando por tres palos que llegaban a un tronco surcado por las trepitosas corrientes del cananguchal, ahí te vi… donde seguramente muchos niños han ido a dar una mirada a su dueña la señora Serpiente Café. Serpiente Café, Serpiente Café, donde pasas de repente, y no me das ni la mirada, cuando te vi nadar hacia la orilla, tu ni me determinaste, aunque mi imaginación peliculera se monto en la película que eras una monstruosa víbora, te pido perdón, porque nada me hace menos monstruoso que tu, y los dos somos creaciones del mismo Dios, pero porfa la próxima vez cuando pases, mándame así sea un besito.


Y ahí estaba en man de la noche pasada, al que no le supe el nombre pero que fue un mismísimo enviado, tan enviado que el man nunca se monto en la película que era un enviado, pues de algún modo le parecía que la serpiente estaba en su plena libertad de sacar la testa del agua así un guaimaron jugando a misión del deber pasara con la maleta a medio hombro, celular entre una bolsa, y todo listo para actuar al momento de que cualquier cosa pudiese pasar. El primer intento se hizo por el lado del barro, al lado del camino de tres palos que conducía al tronco que continuaba con el paso humanizado, pero la naturaleza ya lo había derribado, y mi intención “como vino a ser, en que momento no llegue al camino que yo quería llegar y que no tiene un paso peligroso”, hacer un puente que se yo, el lote es el del señor florez, pero los que verdaderamente lo necesitan y lo usan son los del resguardo, seguramente si se ponen de acuerdo los indígenas y el mr, doctor, sargento florez, se podría hacer un puente como el Golden gate, para que un guaimaron como yo pase por ahí, y no tenga porque hacerlo a la misma hora de las serpientes, o por lo menos que pongan pico y placa entre la fauna y la humanidad, o un semáforo que diga cuando pasa el bicho humano, y cuando pasa el bicho bicho. 

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