Ayer
me vi un documental, lo compre en la U Nacional en Bogotá, sin saber de que
era, sin ninguna pista que me dijera algo conocido, era sobre un artista, un
cantante de folk, me gusta el folk, entonces lo compré. Ayer me lo vi y fue mucho
lo que me sorprendió. El documental cuenta la historia de Sixto Rodríguez, un
cantautor que a finales de los 60 y principios de los 70 sacó un par de discos,
estos gustaron mucho y generaron cierta expectativa entre productores musicales
y por eso lo apoyaron, pero le dieron y a la larga no resultó nada,
comercialmente hablando. Pasaron unos años, y por alguna razón el vinilo viajo
a Suráfrica, se vivía en esa época el apartheid, la sociedad era muy
conservadora, el gobierno casi militar, se sentía mucho malestar entre los
jóvenes. Resulta que este artista empezó a ser escuchado entre los jóvenes, su
honda protesta poética tipo Bob Dylan se extendió por todo el país, llegando a
ser incluso mas famoso que Elvis Presly, pero en esas una vez un diario
surafricano publico que Sixto Rofriguez se había suicidado en plena tarima, la
noticia se tomo por cierta, y es que resulta que una de las canciones de Rodriguez
fue censurada, ahí lo mostro el documental, en la sección de documentos y
publicaciones censuradas del gobierno. Paso el tiempo y los fanáticos de
Rodriguez crecieron, eran plenos años 90 y empezaron a investigar sobre su
vida, creciendo la duda de si realmente estaba muerto o vivo, el hecho es que
su búsqueda se extendió tanto que hasta su cara la pusieron en una caja de
leche, con un “se busca”, se abrió una pagina de internet, y por esta
contactaron a una de sus hijas, quien les dijo que Rodríguez estaba vivito y
coleando. Lo contactaron, lo encontraron y se entrevistaron, Rodríguez se
dedicaba a trabajos de construcción, no había vuelto a grabar discos, aunque si
tocaba la guitarra, just for fun, pero era algo así como un profeta musical
escondido entre los normales, como algo excepcional camuflado en lo ordinario,
y esa era su manera de pensar, una vida modesta sin extravagancias. Le dijeron
a Rodríguez que era famoso en Suráfrica, le echaron todo el cuento, y al
parecer se lo tomó con naturalidad, como si lo hubiese estado esperando, lo
llevaron para allá, organizaron una gira, con toda, limosinas, hoteles de lujo,
rueda de prensa, marketing, y fue un éxito, auditorios llenos, y si Rodríguez
en Suráfrica era mas famoso que Elvis Presly, y quizá hasta los Beatles. Y
bueno, muchas cosas se aprenden, al principio del documental, me dije a mi
mismo, “mi mismo, esto va hacer una historia de esos artistas que arrastran
fama a consta de un suicidio espectacular, esos artistas no dejan mucho, fama,
pero nada mas” pero no, resulta que esa noticia del suicidio fue un montaje
para callar una voz que retumbó en los oídos de muchos afrikaans, y que
empujaron el proceso de caída del apartheid, que el man estaba vivo y además
nunca le intereso la fama, ni la riqueza. Como esos héroes que desprecian todo
deseo de fama y reconocimiento y están concentrados en un proceso interior, en
ser ejemplo, en la humildad, y en hacer las cosas bien y con amor, reservados,
austeros, sabios, profetas, y que a la hora de la batalla final, todo lo que
nunca pretendieron llega, pero no por artificios de la industria musical, sino
por la misma fuerza de su espíritu. Todo llega a su lugar es por esa fuerza, y
permanece, y queda, ahora yo quiero llegar a Bogotá conectarme a internet, y
buscar en youtube: Sixto Rodriguez, me gusta su música, pero mas alla de eso,
me gusta su historia, me tocó el corazón.
jueves, 18 de julio de 2013
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