lunes, 17 de noviembre de 2014

Tianguis amazónico

Hasta que yo no me convenza no me siento satisfecho, es extraño buscar algo que nunca se ha ido, tratar de definir lo que ya está dicho y charlado en la maloka, que está ahí, claro como el agua, pero que por cuestiones de la aceptación académica, que realmente no es esa, sino la mía, o el que dirán, o la letoquitis, que se da vueltas haciéndolo mucho lo más complicado. Otros harían otras cosas pero no lo que yo haría, y yo no se lo que haría, lo que lo pone aún más interesante. Ese tipo de pensamientos los tengo todo el tiempo con mi tesis, el como que si pero no, lo mismo pero diferente, o si pero no nuevamente, como un espiral sin fin que nunca acaba, si es que acaba…

De algún modo hay que persistir en el intento, se trata de darle la forma y contenido adecuado al cumplimiento de una misión de la cual yo hago parte, porque es galáctica y misteriosa en su esencia, nadie sabe lo que pasará con ella, cobrará vida propia, tendrá hijos?, asi juegue a que lo busco, construyendo un protocolo que habla y habla cosas lo muy graciosas e interesantes acerca de todo un razonamiento no se si infructuoso, por algo que es mas de voluntad que de cualquier otra cosa. Solo recuerdo muy bien un momento, cuando me baje del avión de Satena por primera vez en Tarapacá la palabra que surgió en mi mente: gracias Dios, bendice a este lugar, bendícenos a todos.


No se pueden dejar cosas de lado, porque el estudio que yo necesito es muy costoso y se trata de hacer un estudio prospectivo en el cual se indaga por la capacidad económica con la que cuenta un grupo dado, en este caso, el de los tarapaqueños, para participar como clientes, productores, vendedores, y animadores de un Tianguis amazónico. Pero la pregunta es que se requiere para producir ese espacio, cual es la forma de la inversión de energía que se debe llevar a cabo. Lidiar con el gusanillo que le dice a uno al oído que no se ha hecho espontáneamente una plaza de mercado no es fácil, solo hay que confiar en esas palabrejas de Polanyi que recuerdan que las cosas solo empiezan a existir en cuanto se les da vida…seguramente si hay “placillas de mercado”, escondites secretos por donde se bombean las arterias del flujo energético tarapaqueño…solo hay es que saberlas reconocer en su estado evolutivo. 

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