2009
El olor de un final siempre es el aviso de un comienzo, momentos que se van y vuelven a pasar porque se escribieron y quedaron en la memoria del tiempo. ¿Cuánto se vislumbra hacia adelante? ¿Cuánta magia hay en cada molécula de tiempo? ¿Para qué pensar en el futuro? No pensar y dejarse llevar, con amor y decisión, aceptando y obedeciendo los designios del destino. Vientos que vuelven transformados en tornado, palabras nunca dichas que las cobra el suceso. Te miro, te recuerdo y cuán cerca te siento. ¿Adónde terminará esta historia? Nadie lo sabe. ¿Qué pasará con los destinos del destino? Nadie, nadie lo sabe. Bolita mágica, oráculo del tiempo, cuán engañosa es tu existencia, cuánta vanidad es querer saberlo todo si en el presente está todo, la conexión eterna del transcurrir. Y qué más da servir al espíritu para que se libere y trascienda. La vida es una locura, para el loco como para el que cree que no lo está, para el que trabaja como para el que no, para el que piensa en el futuro y para el que no también. La vida es definitivamente un estulto encauzamiento a la perfección misma. ¿Por qué pensar en el futuro si eso no cambia nada? Insinuación prematura, aviso que se asoma. Lo que pasó, pasó, y nada lo puede cambiar, reniegos al presente, ceguera de los sentidos, tanto cemento debe ser la causa de la insatisfacción infinita de los que piensan en el futuro, que la pensión y la seguridad, el trabajo y el dinero, el prestigio y el augurio, milagros que no ven, bendiciones que no sienten. Respirar y exhalar, suena "Lake of Fire", suaves sonidos acústicos y una voz desgarrada, esta buena la canción. Respirar y exhalar, se acaba la batería, ya casi me alisto porque a la chagra voy, respirar y exhalar, qué más da, qué agradecer y agradecer por tremendo milagro de vivir, y qué pasó con el trabajo, el sueldo y el contrato. No sé, ni quiero saber, futuro de mentiras, seguridad de inseguros, destino letoquítico, líbranos, Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario