martes, 19 de marzo de 2024

Vivir en vacaciones

2009

De lo que se busca y de lo que se deja, lo que dejamos en el camino y lo que tomamos con nosotros, otras cosas se nos caen mientras tratamos de atraparlas y otras nos llegan y ni siquiera las vemos. ¿Es un misterio la existencia humana? Seguramente sí, pero eso no importa, pues aquí solo nos concentraremos en que todo es tan paradójico que vale la pena bromear acerca de todo eso que llaman el "video". Me rasco el pie derecho y miro de reojo; afuera hay una puerta abierta es un día nublado y apacible. 

Vivo en Tarapacá, un corregimiento del departamento del Amazonas sobre el río Putumayo, muy cerca de la frontera con Brasil. La vida en Tarapacá ha sido bastante bizarra, entre los enjutos ruidos de las discotecas y las miradas muy bonitas de las vecinitas. Aquí se vive y se respira, se alienta el alma y se le pide a Chucho todos los días que levante el ánimo y que acompañe al desparchado. 
Hoy mi mamá me preguntó si mi llegada temprana a Bogotá era por las vacaciones; muy seriamente le dije: "-Yo no tengo vacaciones, mami-" y después, bajando y cambiando la voz, le dije: "-Yo vivo en vacaciones." 

Mi mente se va y se pone a jugar con mis amigos imaginarios; Pit Kreutz, quien de pronto en un bajón de estrato se puede convertir en Pedro Cruz, en una melodiosa voz encierra las fantasías y explica a la mente inquieta por qué es que vivo ahora en unas eternas vacaciones. El aire es puro y el pescado fresco, la fariña tostadita, el ají está muy bueno y las empanadas para relamerse los dedos. 
La cordura ya se ha ido y se avecina una feria de muestras gastronómicas, un encuentro de experiencias exitosas, donde Adalguiza dará a probar su mermelada de camu camu que tan sabrosamente le queda. 

Me levanto de mi cama y me separo del tipeo; a mi mente llegan preguntas y preguntas, una de ellas es por qué cuando se juega en la cuerda de lo que se considera lo lúcido se presentan las situaciones más alocadas y divertidas. 

La vida duele más y hay que reconocerlo, pues a veces se teme sucumbir y confundir el juicio con el acto, y al juez con uno mismo, pero si la vaina se lleva con suavidad y se aguanta la escena de la situación, se dan algunas sonrisas y se pasa desapercibido. 

Entonces se aplica el bucle y se encomienda al espíritu la humildad que se debe tener, agachar la mirada y no dejarse ofender porque el uno haga esto o haga lo otro. La mañana transcurre y el día se va; al parecer, hoy será un día de viaje a la maloca con Teresa y Esteban; vamos a tomar del yagé, si Dios nos lo permite hoy sucederá, sino no, no importa; cada cosa a su tiempo y sigámosle con otra historia que anteriormente se había quedado enmohecida en la trampa del siempre majestuoso Pit Kreutz, amigo imaginario de Pablo De La Cruz, primo del Piracoca, y zenzei mismísimo del Gui de Gua.

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