sábado, 20 de marzo de 2010

Hijo de la humanidad


En alguna semana, en algún día de estos días, en algún tiempo ya escogido, en un soplo todo se resuelve, ahí estaré escalando el monte una vez más, alcanzando tesoros escondidos en los cielos, ya vinieron por mi, ya fui llamado, atenderé al destino, soy de las ovejas del rebaño, del rebaño revolucionario. Ofrezco mi alma y espíritu también, doy mi sentir y pido compasión, no es un camino fácil ni sencillo de entender, en los misterios de la vida cualquier error es perdón, todo está a mi favor y el conjuro ya viaja, en la familia del monte, en la cima de la salvación, ahí voy yo, una vez más, esperar a que el destino la juegue, a que la vida la pinte, con la pala y el martillo el azadón y humanidad, me ganare el pan con el sudor de mi frente, es hora de hacerlo y cumplirle a los numeros. En la ausencia aquí te siento, en el testimonio me reafirmo, las palabras nacen del corazón y van al corazón, ahí si son escuchadas, creídas y temidas, solo amor sale de esta boca, solo entrega de mi corazón, por ti hijo de la humanidad, redentor y hacedor de los milagros, dador de vida y tronco del árbol de la vida, en ti me trepo y siento seguro, ya ni la tormenta me tumba, y aunque sople fuerte y caiga mucha agua, se suban culebras o chulos aniden en tus copas, tu abundancia es infinita, tu gracia nunca acaba, tu exigencia es de diez ramas, aunque tu tronco es solo uno, hijo de la humanidad, bastión de vida, único camino, palabras que fecundan los oídos del perdido.
Naciste pobre y fuiste rico, renunciaste a todo y llenaste corazones, sembraste en el desierto y cosechaste frutos, apareciste en mi camino y sin pensarlo te acepte, para que conjures tu mis días y me traigas esta luz, para que mi vida vaya al frente y el tiempo no me acuse, enseñaste en el ejemplo, purificaste nuestro camino. Porque huir de lo mejor, porque aferrarse a lo estúpido, porque no aceptar la dicha eterna, porque no vivir el sacrificio que nos limpia desde adentro, porque acusar a quien lo hace, porque no seguir a quien lo enseña, porque no perdonar al pecador, porque guardar rencor ante nosotros mismos, algo mas hay aca, del cosmos somos dibujados, no somos este estúpido mundo, no somos solo carne y deseos insatisfechos, aquí hay algo mas, hay misiones y señales de los cielos. Hijo de la humanidad llamaste a tu rebaño, hijo de la humanidad olvida quien yo era, pues ahora me presento con la voluntad de ser quien tu me dijiste ser, arrepentido de disimular y de agradar la vanidad, avergonzado de querer engañar a quien conoce mis deseos, me presento humillado y apaleado, porque se que solo en ti encuentro consuelo, la fuerza para seguir el camino, para quienes asi lo hacemos cada segundo la vida se renueva, morir es vivir.
Y es entonces cuando mis ojos se dilatan y en colores naranjas yo te veo, traes un sol luminoso en el centro, de luz blanca, amarilla y naranja, en colores de sepia dibujas el paisaje, en recuerdos repentinos se transforma el presente, parece todo conocido, parece todo recordado, como un despertar que se espera, entre los mismos sueños que tuvimos. Hijo de la humanidad cuantos misterios escondes, cuanto amor infinito nos has dado, cuan mágico es tu mundo, cual aburrido son los burladores, fuerzas bipolares que crecen en la lucha, dialéctica encarnizada, el trigo y la cizaña crecen juntos necesariamente, y tu palabra entonces quema lo malo entre las llamas, lo bueno permanece y la canción se pone buena. Que pasa con lo que muere, a donde esta ese tal infierno, a donde mas que aquí mismo, en el mundo que habitamos, en el mismo donde veo, los dones que entrega el cielo, en el mismo que el hijo de la humanidad visito y en el cual nunca se graduó.
Hijo de la humanidad cuando vuelves, déjanos verte una vez más, escuchar tu palabra, aprender del ejemplo, caminar juntos en la yerba, bañarnos en el rio, para que la vergüenza se elimine y las dudas difuminen, para que pueda tomar tu mano, y al paraíso eterno tu me lleves. Alla en el rio espera, en medio de la selva, entre el fuego de la guerra, pero embadurnados de la paz, alla están los que son, los verdaderos hacedores de esta revolución, viviendo el día a día, agradeciéndole y cumpliéndole al altísimo, educando a sus hijos, creando un nuevo mundo, para que cuando el Hijo de la humanidad llegue, tenga un lugar a donde descansar, no vaya y sea se nos aburra y le toque entonces crucificarse una vez mas, déjenlo juzgar que justo es su reino, hijo de la humanidad “ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”.

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